Una vecindad no tan bonita

Por Lucía Martínez

 

Chespirito: Sin querer queriendo es una serie de HBO MAX inspirada en los hechos relatados por Roberto Gómez Bolaños (Chespirito) en su autobiografía publicada en 2006, donde cuenta su trayectoria con los distintos personajes y proyectos que hizo a lo largo de su vida. Entre ellos El Chavo, el programa más visto en la televisión latinoamericana de los años 70.

 

El éxito de El Chavo fue tal, que tuvo millones de espectadores en todo el mundo, fue doblado a más de 30 idiomas y dialectos, los actores llenaron estadios en sus giras por América Latina y se vendió una cantidad impresionante de muñecos, remeras, juguetes y todo tipo de mercancías que uno pueda imaginar. El show siempre se caracterizó por tener un humor blanco, apto para toda la familia, y consiguió sacarle risas a niños y adultos. Sin embargo, los entretelones en la vida real no eran tan risueños: ya cuando el programa comenzó a ganar gran popularidad, aparecieron las luchas de egos, el chusmerío y los recelos entre los protagonistas. Una de las personas que más influyó en la mayoría de estos problemas fue Florinda Meza, conocida por haber interpretado a Doña Florinda, la sobreprotectora madre de Quico que golpeaba a Don Ramón cada vez que tenía la oportunidad. 

 

A principios de la década de 1970, Florinda tuvo un fugaz romance con Carlos Villagrán -Quico en la serie-, quien entonces estaba casado y tenía hijos. El affaire terminó por consejo de Chespirito, que le sugirió a Villagrán alejarse de ella. Esta relación en realidad se mantuvo en secreto durante mucho tiempo, y recién varios años después se conocieron sus detalles. Actualmente, Meza es más reservada sobre el tema, y el que parecería haber quedado resentido es Villagrán, quien en recientes entrevistas, cada vez que le preguntan sobre este asunto, dice que “él no anduvo con Doña Florinda, sino que Doña Florinda anduvo con él… que es diferente”. Poco después, ella anunció su noviazgo con Enrique Segoviano, el director de El Chavo. Pero lo que nunca se supo con exactitud, es si estuvo con los dos al mismo tiempo, o si Segoviano fue posterior.

Por su parte, Chespirito, ni lento ni perezoso, no siguió su propio consejo, o tal vez lo había hecho para su beneficio, porque así tendría vía libre con Florinda. Bolaños también era un hombre casado y con hijos: su esposa era Graciela Fernández, con quién había estado desde los primeros años de su juventud. Ella fue “la mujer del proceso”, ya que estuvo a su lado desde que no era nadie, hasta que realizó su gran éxito. Poco a poco su matrimonio se fue deteriorando, en parte porque la fama y el dinero crecían y en parte porque sus prioridades eran distintas: para ella, la familia y para él, el trabajo. A raíz de esto, Bolaños inició en secreto una relación con Florinda, cuando ella aún estaba comprometida con Segoviano. Este vínculo se mantuvo hasta la muerte de Chespirito, en 2014.

 

El punto de quiebre de El Chavo llegó en 1977, cuando el elenco fue a Acapulco para filmar una trilogía de episodios especiales, llamados “Vacaciones en Acapulco”. Según “Sin querer queriendo”, aquí fue cuando Segoviano se enteró del romance entre su prometida y su amigo, con quien también tenía diferencias creativas. Esto provocó la salida de Segoviano del programa, por lo que la dirección comenzó a estar a cargo del propio Bolaños. Al ser la “mujer del jefe”, Florinda, pensaba que eso le daba derecho privilegiado a opinar y empezó a asumir más control sobre la producción y a mostrarse bastante autoritaria con sus compañeros en el set.

Pero no hay que echarle la culpa de todo a Florinda, Carlos Villagrán también tenía lo suyo. En varias entrevistas, el actor aseguró que lo habían apartado del programa por celos, debido al crecimiento de la popularidad de su personaje, Quico. Según la información oficial de la producción, su salida se debió a diferencias creativas y desacuerdos económicos, lo que lo llevó a seguir su propio camino. Más allá de las versiones, el conflicto central fue de carácter legal. Por un lado, Chespirito había sido el creador de Quico, y por el otro, Villagrán reclamaba el 100% de sus derechos porque fue él quien le había dado personalidad, con los gestos, los cachetes inflados y las famosas frases. Como la disputa legal la ganó Chespirito, Villagrán se tuvo que conformar con hacer su personaje pero con otros nombres para evitar problemas. Se llegó a llamar “Kiko” (con K) en la serie venezolana “El niño de papel”; “Federrico”, su proyecto más exitoso en solitario; “El show de Carlos Villagrán”, filmado y producido en Argentina; y “Kiko Botones”, la versión adulta del personaje. Incluso cuando aún seguía en El Chavo, ni siquiera pudo participar de las grabaciones de discos musicales con sus compañeros de elenco, porque el contrato aparte que tenía con su discográfica se lo impedía. De ahí la cantidad de canciones nefastas que grabó. Hoy en día Villagrán aún no se pudo despegar de su personaje, y con más de 80 años, sigue actuando en circos con su característico disfraz de marinerito.

 

No tenemos que olvidarnos de nuestro querido Don Ramón, quien no tardó mucho en abandonar la producción. Con el nuevo ambiente de Florinda imponiendo orden, ya no se sentía tan a gusto, sobre todo porque ella lo corregía constantemente en un personaje que llevaba interpretando durante años, y Chespirito no hacía nada al respecto. Mucho después, en una entrevista de 2017 para un canal chileno, Meza afirmó que “todos querían con ella” y mencionó varios nombres, entre ellos Horacio Gómez Bolaños (hermano de Chespirito y Godínez en la serie), Rubén Aguirre (El Profesor Jirafales) y Ramón Valdés (Don Ramón). Sin embargo, nadie pudo verificar estas declaraciones con certeza, y fueron se hicieron públicas cuando los tres ya habían fallecido, sin posibilidad de aclararlas. Las opiniones al respecto están divididas y no se toman muy en serio, sobre todo considerando que, en la vida real, Valdés no soportaba demasiado a Florinda. Tras su salida, el actor estuvo en algunos proyectos televisivos y cinematográficos, y también participó en los programas de Villagrán “Federrico” y “¡Ah, qué Kiko!”.

La ausencia de Don Ramón en el Chavo se hizo notar. Muchos piensan que él era el eje de la serie por varias razones: Doña Florinda no tenía a quién pegarle cachetadas, el Señor Barriga no tenía a quién cobrarle la renta y la Bruja del 71 ya no tenía un enamorado. Para pilotear un poco la salida de dos de las figuras más importantes y reorganizar la dinámica de la vecindad, Chespirito decidió añadir nuevos personajes, como la bisabuela de la Chilindrina (interpretada por María Antonieta de las Nieves, quien también daba vida a la Chilindrina) y Jaimito el cartero. A su vez, comenzaron a tener más recurrencia otros personajes secundarios, como La Popis (interpretada por Florinda Meza) y Ñoño (Edgar Vivar, que también hacía del Señor Barriga).

 

Hablando de la Chilindrina, María Antonieta también tenía su pica con Florinda. Según contó, el conflicto con ella empezó en un aeropuerto de Argentina, donde no dejaban pasar abrigos de piel porque estaban prohibidos. La cuestión es que ambas habían comprado tapados de piel, por lo que tenían que llevarlos escondidos. María Antonieta pasó los controles sin problemas, pero cuando llegó el turno de Florinda, los descubrieron. Como la seguridad le dijo que no podía ingresar al país con eso, ella gritó: “¿Y por qué a ella sí la dejaron pasar?”. Desde ese día, Antonieta la tuvo fichada por traición imperdonable.

 

Ya llegando la década de 1990, Chespirito andaba con ganas de finalizar El Chavo porque se veía muy viejo como para seguir interpretando el papel, a tal punto que le costaba meterse en su característico barril. El problema era que María Antonieta de las Nieves sí seguía con ganas de continuar explotando su papel, y no aceptaba renunciar solamente por la voluntad de Bolaños. Entonces, se le ocurrió hacer como Villagrán, continuar con proyectos personales con un nombre que sonara parecido a su personaje, como “La Chilis”, “La Chirrimina” o “La Chilis Linda”. Cuando fue al registro de compositores y actores para hacer el registro del personaje con un nuevo nombre, le dijeron que los derechos de La Chilindrina habían expirado hacía 20 años. Legalmente, en ese momento se tenían que renovar los derechos de los personajes cada 5 años, tarea que le correspondía a Horacio Gómez Bolaños (hermano de Roberto) porque era el representante de todo el elenco. Como él no lo había hecho por descuido propio, en la oficina misma le ofrecieron a Antonieta registrar todos los demás personajes, ya que todas las licencias habían expirado, pero ella se negó rotundamente, lo único que quería era lo que le pertenecía a ella.

 

Antonieta tuvo esa suerte porque pudo probar con papelerío que ella había estado interpretando a ese personaje por muchos años, así que finalmente obtuvo los derechos en 1995, pero fue recién en 2001 cuando ganó un litigio contra Chespirito por la propiedad intelectual del personaje, ya que argumentaba que él la había creado, aunque no buscaba una compensación económica, sino reconocimiento creativo. De todas formas, él terminó registrando los demás personajes de la serie. Posteriormente, Antonieta pudo hacer libre uso de La Chilindrina, desde presentaciones en circos hasta apariciones en el programa de Susana Gimenez. 

 

Hay que tener en cuenta que “Sin querer queriendo” fue producida por el hijo de Roberto Gómez Bolaños y Graciela Fernández, tomando también testimonios de sus hermanos, de María Antonieta de las Nieves y Edgar Vivar (quienes hicieron cameos en esta serie con unos personajes muy secundarios), por lo que se escucha una sola versión de la historia. La serie se hizo, por supuesto, sin la autorización de Florinda Meza, por lo que tuvieron que cambiar algunos nombres para no tener conflictos legales: a Florinda la nombraron “Margarita Ruíz”, a Carlos Villagrán “Marcos Barragán, y a Enrique Segoviano “Mariano Casasola”.

Entonces… ¿Florinda es la villana de una historia mal contada? Si bien vemos la versión de los más allegados a Chespirito, puede que algunos de los hechos se hayan tergiversado un poco, como fue con el caso de la salida de Quico del programa. La serie lo retrata a Villagrán como alguien caprichoso y villanesco, cuando en la vida real, se había juntado varias veces con Bolaños en privado para tener charlas respecto al tema. Fueron conversaciones que de a poco pasaron a discusiones fuertes, pero no hacía drama frente a los demás.

 

De todas formas, si bien algunas situaciones se exageran un poco para hacer quedar mal a ciertas personas, Florinda no era ninguna santa, al contrario, fue y sigue siendo una mujer mandona y pesada que le gusta generar conflicto. Últimamente se hicieron virales entrevistas que la actriz tenía junto a su marido, Chespirito, en la que el público la acusaba de controlar demasiado lo que podía y no podía decir y de no dejarlo hablar. Esto todavía está en debate, porque algunas cosas se sacan de contexto, pero lo que no tiene defensa es la cantidad de veces que ella despotricaba contra él delante suyo, como cuando decía que “cuando lo conoció, él tenía siete grandes defectos: su esposa y sus seis hijos”, o cuando le dijo que “parecía un burro en primavera”, por andar tras otras mujeres cuando seguía casado con Gabriela. 

 

Florinda se ganó la fama de ser una bruja“robamaridos”, pero sería injusto decir que fue ella la que se lo “robó” a Graciela, como lo hace parecer la serie. La realidad es que fue él quien tenía la responsabilidad de una familia por detrás, fue él quien tomó la decisión de dejar a su esposa para quedarse con Florinda, y fue él quien siempre se quedó callado sin ponerle un límite. Por eso, para ver esta serie hay que dudar de la veracidad de los hechos en algunos casos, porque cuando se escribe desde el resentimiento, se da lugar a malos entendidos. 

Lucía Martínez

Estudiante de Comunicación Social – UNR

Amante de la serie Los Simuladores y de la música