Sombras y algo más
Por Ari Piccioni
Ficha técnica: Shadow and Bone. Origen: Estados Unidos. Creador: Eric Heisserer. Actores: Jessie Mei Li, Ben Barnes, Archie Renaux, Freddy Carter, Amita Suman, Kit Young.
La adaptación televisiva del universo Grisha, construido por Leigh Bardugo en sus novelas, combina elementos de fantasía épica, intriga política y melodrama juvenil. El relato se articula alrededor del conflicto entre el Reino de Ravka y las fuerzas que habitan la Sombra, una franja de oscuridad que divide el territorio y obstaculiza el desarrollo del país. La protagonista, Alina Starkov (Jessie Mei Li), emerge como la figura destinada a salvar a su pueblo, inscribiéndose dentro del arquetipo clásico de la elegida. Su aparición desestabiliza el orden establecido y activa múltiples tramas que se cruzan a lo largo de los episodios.
El diseño narrativo entrelaza dos líneas argumentales: la de Alina, ligada al descubrimiento y dominio de sus poderes, y la de los Cuervos, un grupo de criminales que operan en el submundo de Ketterdam. Esta estrategia implica una modificación significativa con respecto a la organización de los libros. En las novelas, los eventos de Shadow and Bone y Six of Crows transcurren en tiempos distintos y no se superponen. La serie opta por fusionarlos, anticipando el cruce entre personajes que en la narrativa literaria no se encuentran hasta etapas posteriores (o que directamente no coinciden). La incorporación temprana de Kaz, Inej y Jesper en la trama de Ravka introduce una lógica de crossover que no responde a la progresión original del universo Grisha, sino a decisiones propias del formato serial y de un dispositivo transmedia.

Esta convergencia produce desplazamientos en los tonos y ritmos narrativos, especialmente al alternar escenas de entrenamiento, conspiraciones de palacio y misiones criminales. Lejos de resolverse en un conflicto unificado, apuesta por la acumulación de frentes dramáticos y por el despliegue coral de personajes. A diferencia del relato literario, centrado en la subjetividad de Alina y su proceso interno, la serie distribuye el foco entre múltiples protagonistas, diluyendo la preeminencia de una única mirada y habilitando diversas formas de identificación por parte del espectador.
El uso del recurso fantástico se articula en función de las lógicas políticas del mundo ficcional. El poder de los Grisha no representa una anomalía sin consecuencias, está integrado en las estructuras sociales, militares y religiosas. Las relaciones entre castas mágicas, reinos enemigos y actores marginales componen un mapa de tensiones que excede el enfrentamiento entre luz y oscuridad. Dentro de ese entramado, la protagonista oscila entre su identidad como huérfana, soldado y figura mesiánica, siendo moldeada por intereses ajenos y disputas de poder. La serie incorpora además una relectura del origen de Alina, al presentar un componente étnico que no está presente en la caracterización del personaje en los libros. Esta decisión transforma su experiencia dentro del Primer Ejército y amplifica las formas de discriminación que atraviesa, lo que introduce un matiz contemporáneo al relato audiovisual.

La construcción visual de Shadow and Bone incorpora una estética inspirada en el siglo XIX, con referencias al Imperio ruso, sin abandonar las convenciones del fantasy contemporáneo. El vestuario, los decorados y la paleta cromática refuerzan la atmósfera de opresión, desigualdad y amenaza constante. El uso recurrente de la penumbra, la niebla y el claroscuro contribuye a la creación de un universo donde las alianzas son inestables y los vínculos personales se inscriben en zonas de incertidumbre.
La estructura serial, distribuida en episodios de duración homogénea, permite el desarrollo paulatino de las motivaciones de los personajes. La progresiva transformación de Alina se articula en paralelo con las intrigas del General Kirigan (Ben Barnes), figura ambivalente que encarna tanto la promesa de salvación como la amenaza de control absoluto. En contraste, los Cuervos operan desde el margen, tejiendo estrategias de supervivencia que se sustentan en la confianza mutua y la improvisación. Estos relatos, aunque disímiles en tono y resolución, convergen en la configuración de un universo ficcional fragmentado, donde el heroísmo es puesto en duda y el destino colectivo depende de elecciones individuales ambiguas.
Shadow and Bone despliega una narrativa que problematiza los discursos del poder, el sacrificio y la identidad. Alina no solo debe aprender a dominar su capacidad mágica, sino también a resistir las representaciones que otros construyen sobre ella. Su trayecto implica el desmontaje de una figura idealizada y su reconfiguración como sujeto con agencia propia, aún cuando los límites entre lo personal y lo político permanezcan difusos. Esta complejidad habilita una lectura crítica de los arquetipos clásicos pero sin abandonarlos del todo.

La introducción de personajes secundarios con relevancia tardía en las novelas responde a un diseño de expansión del universo narrativo desde el comienzo. Personajes como Nina Zenik o Matthias Helvar, centrales en la historia de los Cuervos, ingresan en la serie con anticipación, generando cruces entre relatos que en los libros se mantienen separados por capas de tiempo y espacio. Esta decisión reorganiza el mapa de relaciones y propone nuevas combinaciones dramáticas, aunque también impone alteraciones en los arcos originales.
El final de la primera temporada deja abiertos varios conflictos, sin clausurar las principales líneas de tensión. La historia se organiza en torno a ciclos de revelación, traición y reorganización de alianzas, evitando una resolución definitiva. Un relato en proceso cuyo desenlace queda siempre postergado. Tal decisión resulta coherente con la lógica serial contemporánea, en la que el suspenso opera no solo como recurso dramático sino como modo de fidelización del espectador.
Cancelada por Netflix luego de la segunda temporada, Shadow and Bone construye un universo narrativo híbrido, en el que conviven fórmulas reconocibles del género fantástico con tramas de conspiración, identidad y supervivencia. Combina una propuesta visual cuidada, una diversidad de personajes con trayectorias disímiles y una estructura narrativa que favorece la multiplicidad de focos. La tensión entre destino y elección, centro y periferia, poder y resistencia, atraviesa cada uno de los relatos que componen esta ficción. La serie desarrolla una narrativa expansiva y entrecruzada que se distancia de la fidelidad a los libros, abriendo una nueva forma de lectura audiovisual del universo Grisha.

Ari Piccioni
Licenciada en Comunicación Social. Docente en Comunicación Visual Gráfica I (UNR). Amante de las series nórdicas y con zombies.