Se vive como se miran series

Por Marcelo Pasalagua

 

El exitoso DT de fútbol, de origen vasco, consultado acerca del flojo rendimiento del equipo a su cargo, miró fijamente a su interlocutor, en plena conferencia de prensa post partido, y soltó una frase increíble, que aún resuena vivamente en mi mente: “se juega como se vive”.

Una de las preguntas más difíciles de responder en el universo paralelo que habitamos los cinéfilos, posiblemente sea; “cómo hacés, en qué momentos ves tantas películas y series?”

Es inevitable entonces empezar un rápido recuento automático y desordenado, como si estuviéramos atravesando el principio del fin, para que frente a nuestras pupilas empiecen a desfilar imágenes que nos transportan a situaciones y momentos bastante difíciles de imaginar para los demás mortales. 

Así es que, en ese alucinante sopor de recuerdos vivos, aparecemos frente a nuestros alumnos mirando un trailer con auriculares, mientras está en pleno desarrollo un trabajo práctico; o con una taza de café, al borde de la quemadura de 2do. grado, en la cama frente al tele, luego de una larga jornada de trabajo, sitiado por almohadas cuya única misión es mantenernos con vida hasta el final del capítulo; o incluso en la línea K del trolebús, sentado en “el de dos”, tratando de impedir, infructuosamente, que nuestro ocasional compañero de asiento logre descubrir la serie o peli que estamos viendo; o por qué no, en el baño, resignificando lo que para otros es un momento ideal para relevar actividades en las redes y chequear noticias, pues para nosotros es una buena ocasión para adelantar algún o algunos “capitulitos”, o incluso avanzar con la selección de un trailer de los que está por venir.

 

Dicen los que saben, en relación al fútbol, que se juega como se vive. La forma en que los que despuntamos el hermoso vicio del cine y las series de televisión, nos habilita a desarrollar capacidades de articulación con nuestra realidad cotidiana. En alguna secuencia de cualquier serie o película que en algún momento vimos, nos reconocemos. Se genera entonces una trama relacional compleja: presos de ella nos resulta inevitable asociar diálogos, gestos, incluso la composición de personajes completos con nuestro día a día, con personas ignotas para el gran público de la vida, con guiones
o situaciones que nos transportan de un lado a otro, de un momento a otro, de una toma a otra, incluso al punto de desafiar nuestras propias capacidades de asimilación de contenidos, diálogos e imágenes, para lograr reconocer personajes, momentos de algún capítulo de una serie o película vista.

Todo lo que hacemos está impregnado, todo el tiempo, de lo que vimos y escuchamos,  en alguna serie de televisión o película.

¡Qué aburrido debe ser para los demás transitar cada jornada sin sentirse acompañados por aquellos héroes con los que crecimos! 

Qué vacía imagino una vida sin temporadas, sesiones, capítulos…, sin la adrenalina de arriesgar un final, de predecir el comportamiento de un personaje, de barajar distintas alternativas de resolución en una historia, de sostener algún giro innecesario, incluso de defender con uñas y dientes
un actor, una actriz, o un guión …en fin, … “se vive como se miran series”.

Marcelo pasalagua

Docente. Adicto al binge watching sin recuperación.