Presencias fantasmales
Por Denise Carbajo
“Los fantasmas son la memoria, y la presencia en la memoria y la culpa. El eterno retorno de esto lo pude haber hecho distinto.”- Mariana Enríquez.
El fantasma, desde sus primeras concepciones, se representa como una manifestación o aparición de alguien que murió. En las ficciones, suele tener una doble existencia: una literal, como aparición física después de la muerte en el mundo de los vivos, y una metafórica, como representación de temas vinculados a la imposibilidad de seguir adelante, al duelo, a la culpa, entre otros.
Muchas historias tomaron la figura del fantasma desde diferentes enfoques, adaptándolo a lo que busca contar a partir de la idea de la aparición después de la muerte. Puede ser por venganza, por asuntos sin resolver, como conciencia moral. Cada narrativa adapta el fantasma a su estrategia.
Aunque sea una estampa del género de terror, con historias de espíritus malignos acosando a los vivos, la idea del fantasma ha ido transformándose y formando parte de otros géneros e historias, acercándose cada vez más a su concepción metafórica de la permanencia después de la muerte. A través de diferentes enfoques, las series han explorado a los fantasmas más allá de una aparición sobrenatural.
Fantasmas en el terror
Las miniseries de Mike Flanagan La Maldición de Bly Manor y La Maldición de Hill House presentan un enfoque similar del fantasma: existe como una presencia física que ronda una casa y queda atada a ella tras la muerte de la persona en ese lugar, sin posibilidad de salir. Estos fantasmas son obligados a vivir un tiempo circular, forzados a hacer siempre lo mismo, al punto que comienzan a olvidarse quiénes son en realidad. Muchas veces sus apariciones son violentas, buscando dañar a las personas, aunque también se presentan como ayuda y protección
En La Maldición de Hill House, los fantasmas son una presencia peligrosa y errante, acechando una casa y a todas las personas que la habitan, miembros de la familia Craig. La serie muestra dos temporalidades: la infancia de los cinco hermanos en el tiempo que pasaron en la casa; y su vida adulta, concentrándose en la manera en que esas vivencias los siguen afectando después de tantos años. Los fantasmas se convierten en un trauma compartido por los hermanos, cada uno reaccionando de manera diferente a su presencia y al modo en que los afectó en su momento y sigue afectando en su vida presente. Se configuran como algo del pasado que no lo suelta, un tema reforzado por la temporalidad de la serie, que continuamente nos devuelve a esos sucesos.

La Maldición de Bly Manor sigue a una au pair que tiene la tarea de cuidar a dos chicos recientemente huérfanos en Bly Manor, una mansión en las afueras de Inglaterra aislada de la ciudad. Los fantasmas, de nuevo, acechan la casa y a sus habitantes, pero ahora hay una focalización en sus perspectivas, permitiéndonos acceder a sus pensamientos internos, y la manera en que perciben un tiempo circular. Algunos buscan dañar, mientras otros lo hacen por simple hábito, incapaces de salir del bucle en el que están sumergidos. Los fantasmas no son algo del pasado, sino una presencia que atraviesa el presente.

En otra serie de Flanagan, El Club de la Medianoche, el fantasma es concebido de forma diferente. Deja de ser algo que se teme tras la muerte, y se convierte en un anhelo. En una casa de cuidados paliativos, un grupo de jóvenes con enfermedades terminales se reúne a la medianoche a contar historias de fantasmas, bajo la promesa de que el primero que muera debe aparecerles a los demás para confirmar que los fantasmas existen. El fantasma, en esta concepción, es una duda, una espera, una añoranza por algo que permanezca después de una muerte prematura e inevitable. El fantasma nunca aparece en la serie más allá de las historias de terror que se cuentan para pasar el tiempo, y nunca hay una confirmación de que exista realmente más allá del deseo.

Fantasmas en lo cotidiano
El fantasma también puede encontrarse en un ámbito más cotidiano. En vez de considerarlo como el espíritu de alguien, toma solo su aspecto metafórico, no su manifestación física.
La serie Por Trece Razones, creada por Diana Son, comienza con la voz en un cassette de Hannah (Katherine Langford), reconociéndose a sí misma como una presencia que no debería estar ahí, al abrir con la frase: “Así es, no rebobinen el dispositivo en el que me están escuchando. Soy yo, en vivo y en estéreo”. A la vez, la imagen muestra lo que parece ser un altar conmemorativo pegado en el casillero de una escuela secundaria. Mientras sigue la grabación, conseguimos verla por un momento en el pasillo, guiñando el ojo al protagonista, antes de volver a desaparecer tras el movimiento de gente. El cassette que escuchamos es uno de trece que grabó justo antes de suicidarse, explicando los motivos que la llevaron a tomar su decisión. Su voz nos acompaña en cada capítulo, exponiendo los eventos desde su perspectiva. Hannah se configura como un fantasma que persigue al protagonista y a todas las personas involucradas en su tragedia. Es una aparición en la mente del protagonista, la vemos, él habla con ella, le dice todas las cosas que le hubiera gustado decir antes, funciona como una manifestación de su culpa. Aunque Hannah no se aparezca a más personajes, su presencia ausente atraviesa la vida de todos. El concepto de fantasma se configura como algo que no cura, un trauma, una herida que no se termina de cerrar nunca, algo que vuelve.

En la serie Dexter, de James Manos Jr, Dexter Morgan (Michael Hall) es un asesino serial y analista de sangre de la policía. A lo largo de los episodios, el personaje ve y escucha a su padre adoptivo fallecido como una representación de “el código”, una serie de reglas morales inculcadas en su infancia que guían sus acciones para que pueda satisfacer su pulsión de matar sin dañar a personas inocentes ni ser arrestado. La figura del padre es un fantasma que aparece como una manifestación de la traumática conciencia de Dexter.

La serie Amas de Casa Desesperadas también tiene su propia concepción de los fantasmas. Mary Alice (Brenda Strong), quien se suicida en el primer capítulo, es la narradora de la serie. Su presencia no es física, no se le aparece a nadie, sino que funciona exclusivamente como una instancia narradora. Está por fuera de la acción, viendo todo lo que sucede y teniendo conocimiento de lo que va a ocurrir. El fantasma asume el rol clásico de los narradores externos. Pero más allá de esta función narrativa, el suicidio y la ausencia de Mary Alice marcan el resto de la serie y a los personajes, actuando como un fantasma en sus vidas por más que nunca se les aparezca.

Fantasmas en el universo digital
Entendiéndolo como una extensión de la persona, de lo que quedó de alguien que ya no está, el fantasma puede existir dentro de la máquina, transcurriendo una existencia virtual.
En Black Mirror (serie antológica creada por Charlie Brooker), a lo largo de las temporadas y sus diferentes historias, se establece en su universo que es posible continuar viviendo una existencia con conciencia artificial dentro de la máquina. Esto toma un enfoque positivo en San Junípero, donde se presenta como una segunda oportunidad de continuar viviendo tras la muerte en un mundo virtual. Pero también toma un enfoque más negativo, acercándose a una realidad distópica de terror, en el episodio Black Museum, donde la conciencia artificial es dividida en pedazos, forzada a revivir la muerte una y otra vez, una vuelta a la idea del tiempo circular de los fantasmas como la que presenta La Maldición de Bly Manor.

Otra serie que retoma este concepto con un enfoque humorístico es Upload, de Greg Daniels. A partir de la idea de “mientras pienso, existo”, una empresa tecnológica perfeccionó un mundo virtual al que “suben” la mente de todos aquellos que puedan pagarlo. Las personas en este entorno virtual todavía pueden comunicarse e interactuar con los vivos, algo muy útil cuando necesitan pedir acceso a la cuenta para poder pagar actividades, comidas, y beneficios en el mundo artificial. El fantasma, en este sentido, entra en contacto con los vivos cuando estos quieren de una manera directa.

Si bien todas estas series enfocan al fantasma desde diferentes ideas y géneros, en todas se reitera la misma premisa: alguien puede permanecer después de la muerte, por elección o no, y su presencia afecta de alguna manera a las personas vivas.