¿Nadie quiere esto?
Por Bernardina Perez
Ficha técnica: Nobody wants this. Origen: Estados Unidos. Creadora: Erin Foster.
Actores:Kristen Bell, Adam Brody, Justine Lupe y Timothy Simons.
En los últimos años las plataformas de streaming han estado apostando por series románticas que pretenden ser a su vez cómicas, pero que por diversos factores, no han generado en el público el resultado que deseaban. Ese no es el caso de Nobody Wants This (Nadie Quiere Esto). La serie protagonizada por Kristen Bell y Adam Brody es el mejor ejemplo reciente de cómo hacer una comedia romántica en la actualidad.
La serie estadounidense nos cuenta la vida de Joanne (Bell), una mujer que hace un podcast junto a su hermana -donde hablan sobre las relaciones sexoafectivas- y Noah (Brody), un rabino poco convencional que acaba de terminar una relación. La pareja se conoció en una cena para solteros donde inmediatamente surgió una química irresistible entre los dos.
El título ‘Nobody Wants This’ hace referencia al título del podcast, donde las hermanas Joanne y Morgan (Lupe) hablan con franqueza sobre sus experiencias en el amor.

Noah es un rabino que busca ser el ejemplo de su comunidad y Joanne, una mujer cínica que expone su vida sexual en el podcast. De esta premisa parte una historia de amor de 10 episodios en la primera temporada con una duración de menos de media hora. Pero más allá del formato y la atracción de sus protagonistas, lo cautivante de Nobody Wants This es que se siente decidida y fascinantemente real.
La serie logra ser simpática, tiene algunos momentos muy graciosos y resuelve con eficacia las pocas situaciones de humor físico. Personajes principales con los cuales identificarse, secundarios que en serio se involucraron en la historia y una relación donde no todo se soluciona fácilmente y las cosas no siempre salen bien.
Hay que ser valiente para abrirle la puerta al amor cuando se tienen problemas para confiar, y Joanne, una mujer afectivamente vulnerable, paulatinamente lo hace.
El problema que los separa no es uno sin sentido, es uno complejo: la religión. Noah es un rabino, poco ortodoxo, pero rabino, lo que hace que Joanne sea una pareja inconveniente para él. Pero aún así, a medida que su relación avanza, intentan superar las dificultades que conllevan las citas interreligiosas, especialmente dado el estatus de Noah dentro de su comunidad. Amable, moderno y seductor para las mujeres del templo (y los espectadores), la familia de Noah no puede entender cómo dejó a su novia, una buena chica judía, por “una shikse” – manera entre vulgar y ofensiva de llamar a una chica no judía. Mientras en la familia de Joanne -padres separados, madre que les habla a las hijas de sexo y drogas y padre quien tras el divorcio confesó ser gay- cualquier cosa parecida a un compromiso afectivo es impensado.
Lo mejor de esta historia fresca, divertida y romántica es la representación de una relación de adultos, sin vueltas, honesta, preguntando sobre sus peores miedos y registrando los sentimientos del otro.

Un guiño a la realidad
“Mi mayor miedo es volverme emocionalmente dependiente de un hombre que se va a dar cuenta lo intensa que soy y me va a romper el corazón”, confiesa Joanne en el cuarto capítulo de la serie. Es uno de los momentos donde se puede ver lo esencial de Erin Foster, quién escribió y creó la serie inspirándose en su propia historia junto a un hombre judío. El guión, compuesto por mucha ironía y un humor afilado, es, entre muchas otras cosas, una carta de amor para Simon Tikhman, el marido de Foster.
Hay muchos paralelismos entre la serie y la vida real de su creadora, sin embargo, no es una versión exacta de su propia experiencia. Foster la describe como una “comedia romántica que nació de mi enamoramiento de un chico judío y de no mirar atrás nunca más”; y de hecho la pareja en la vida real se comprometió después de solo un año de noviazgo en agosto de 2019, compromiso que duró unos cuatro meses antes de que se casaran en la víspera de Año Nuevo.
Ellos hablan de todo y parece que se conocen de toda la vida. Es un vínculo entre dos personas completamente diferentes, pero que coinciden en la vida y descubren que a pesar las elecciones de cada uno y sus entornos familiares pueden conectar, amarse y elegirse para compartir la vida.
Nobody Wants This confirmó su segunda temporada y más allá de ser una decisión para aprovechar el rotundo éxito de su primera temporada, resulta lógica la idea de continuar la historia, teniendo en cuenta que el último capítulo dejó ciertas dudas por resolver.


bernardina perez
Estudiante de Comunicación Social — UNR
Fanática del café y una buena romcom