Marianne y Connell

Por Denise Carbajo

 

Dice Sally Rooney: “De alguna manera, Normal People es una novela que trata de las diferencias entre el ser externo y el ser interno de los personajes…”.

 

La mirada de los demás sobre los protagonistas, la mirada sobre sí mismos que surge como consecuencia, y la disonancia o la similitud que hay entre ambas perspectivas es un tema central a lo largo de la serie.
Marianne y Connell son compañeros de secundaria que se mueven por diferentes círculos. Connell ocupa el lugar del chico popular, querido por todo el mundo y con un grupo de amigos cercanos. Marianne es la chica rara, la solitaria, a la que nadie termina de conocer del todo. A pesar de las diferencias, comienzan una relación que se mantiene en secreto por miedo a las reacciones del círculo.

 

Los primeros encuentros siempre fueron así, a escondidas. En la escuela se ignoran. Siguen transcurriendo cada uno por su cuenta como si no se conocieran. Comenzar su relación en la secundaria, ante las miradas de los demás, sumado a que viven en una ciudad pequeña donde la mayoría se conoce, es algo que marcará los siguientes años de sus vidas, mientras intentan entenderse a sí mismos y la relación que están tratando de construir. 

La serie transcurre por tres temporalidades delimitadas: la secundaria, la universidad, y los meses tras la finalización de la universidad. Vuelven a encontrarse en puntos importantes de sus vidas, transitando cada momento en compañía del otro, volviendo una y otra vez a la relación por más que sus personalidades y comportamientos la compliquen.

 

A lo largo de los años de secundaria y universidad, Cornell y Marianne parecen crecer juntos. Se construyen uno a partir del otro. Ambos se conocieron durante los años constitutivos de sus identidades, y esto los seguirá afectando su paso por la universidad, con sus encuentros casuales que los vuelven a acercar inevitablemente.

 

Tanto Connell como Marianne tienen una mirada propia sobre sí mismos, interna,  y una mirada externa, conformada por las personas de su entorno, y por el otro en la pareja, de una manera íntima que les hace cuestionarse las propias ideas.  Los dos se construyen a través de estas miradas, que nunca terminan de dejar atrás y los configuran de alguna manera.

En los años de secundaria, por su actitud cerrada, y muchas veces indiferente, y por la familia de la que viene, Marianne es considerada como la rara por todos sus compañeros de escuela. No tiene amigos de verdad. Nadie se le acerca, y ella tampoco lo intenta. Connell busca conocerla, pero aún así no termina de soltar la idea que todos tienen de ella, tiene vergüenza de su relación y miedo de lo que pensaría su grupo de amigos. Le pide que mantengan la relación en secreto y Marianne accede, por más que no sea lo que ella quiere. Marianne es menospreciada por su familia, todos sus compañeros de secundaria, y hasta cierto punto por Connell, al demostrarle que siente vergüenza de la relación con ella. Marianne internaliza las actitudes más que Connell, muchas veces pensando que el maltrato es algo que merece por su forma de ser, o algo que es normal que le suceda. Interioriza esa idea de que es rara, diferente a los demás, sin poder racionalizar del todo por qué no es como la gente normal, preguntando si hay algo mal dentro de ella que no deja que la gente la quiera.

 

Connell, por otro lado, es considerado como una persona muy inteligente, amable y carismática. A la vez, tiene una profunda inseguridad que lo lleva a tomar decisiones en función de la mirada de los demás, muchas veces en contra de lo que de verdad quiere. Marianne empieza a romper algunos de los conceptos propios de Connell, al abrirle una nueva perspectiva sobre muchas situaciones, en especial con los amigos con los que se junta, y lo poco que sigue sus propias ideas. Cuando están averiguando para universidades, Connell no se anima a anotarse a la que de verdad le interesa por el miedo a la reacción de su círculo. Marianne lo motiva a seguir adelante con lo que de verdad quiere.
Los dos son los únicos que conocen de verdad al otro. Marianne conoce todo lo que le da vergüenza a Connell, lo que no se anima a decir o admitir por temor a la reacción de las personas en su círculo. Connell es el único que se acerca a Marianne para conocerla más allá de la mirada incompleta que tienen todos de ella, viendo más allá de las actitudes que muchos le adjudican y que no siempre son de la manera en que piensan. 

A la vez, los dos cargan con el peso de cómo los ven los demás. Empiezan a cambiar cuando salen del círculo de la ciudad chica en la que viven, al irse a la universidad: Marianne ya no tiene el peso de las ideas que la definían, y encuentra que en su nueva ciudad puede relacionarse y tener amigos que no saben nada de su historia, ni de las ideas que rondaban a todos los conocidos en su lugar de origen. Connell pierde algo al irse a la universidad. Ya no tiene la comodidad de los amigos de toda la vida, de la buena fama que lo seguía desde siempre. Se aísla, estando de alguna forma en la misma posición que Marianne en los años anteriores. Parecen intercalarse, Marianne es la joven sociable, y Connell el estudiante  cerrado que nadie termina de conocer. Marianne marca la diferencia entre ambos. Cuando se encuentran en la universidad, Connell confiesa que creía que ella iba a fingir no conocerlo, ella contesta que nunca haría eso.

 

Los dos, igualmente, vuelven a caer en las actitudes de siempre, por más que parezcan crecer en ciertos aspectos. Marianne no es capaz de salir del círculo de abuso, buscando relaciones con hombres que la maltratan o permitiendo situaciones de menosprecio no solo por parte de sus relaciones amorosas sino también de amistad. Connell no termina de soltar la falta de confianza en sí mismo y en sus decisiones, no es capaz de decir con claridad lo que quiere y siente, algo que vuelve a afectar su relación continuamente. Más allá de que sean capaces de crecer, muchas veces con ayuda del otro, las actitudes arraigadas dentro de ellos no les permiten mantener el vínculo afectivo. La historia los ata, conocerse en los años constitutivos de su adolescencia, reconocer cómo eran en el pasado y las actitudes que tuvieron con el otro es una carga en la relación que no llegan a superar. A Connell y a Marianne los conocemos como pareja, y como personajes complejos, con historias y momentos determinantes en su vida que les continúan afectando, a ellos y a la forma de relacionarse. 

 

Normal People se basa en la novela de Sally Rooney del mismo título, en la que cada se intercala la perspectiva entre Connell y Marianne, concentrándose en sólo uno de ellos a lo largo de cada capítulo. Cada capítulo muestra cómo se ven a sí mismos o la manera en que interpretaron determinadas situaciones, una mirada que en muchos casos no coincide con la del otro. La serie adapta este desfase de las miradas a través de la focalización en ambos, intercalando sus perspectivas en un mismo episodio. Tenemos acceso a sus acciones, pensamientos, sentimientos, lo que nos permite tener todos los puntos de vista de la historia, construyendo a los personajes desde una multiplicidad de enfoques. Es a través de estas miradas, y las diferencias que cada una tiene, que comprendemos a los personajes en su totalidad.
La perspectiva cambia constantemente a lo largo de cada episodio, construyendo sus miradas continuamente en concordancia con la del otro. Lo que solo quedaba en pensamientos y reflexiones en la novela se pasa a diálogos, entendiendo a los personajes en la manera en que se perciben a sí mismos y cómo se comportan cuando están con el otro, construyendolos a través de todos sus pensamientos, actitudes y formas de relacionarse.

Denise Carbajo

Estudiante de Comunicación Social – UNR

Fan de las animaciones