Los universos convergentes de las series
Por Denise Carbajo
El estreno de El Pingüino de HBO viene con un aviso: la serie es un spin-off que retoma la historia inmediatamente después de una de las tantas adaptaciones que DC realizó de Batman. Hay que mirar la película de “The Batman” (Matt Reeves) para seguir con la serie. No es la primera serie planteada como una expansión continuidad directa de una o más películas. La tendencia viene desde hace varios años, en una búsqueda de expandir los universos ficcionales por distintos medios y hacia más públicos.
DC Studios fue una de las primeras en explorar estrategias transficcionales. Las series de Arrow, The Flash y Supergirl, entre otras, desarrollaban a los personajes y sus historias en formatos exclusivamente seriales. Funcionaban como dos líneas narrativas separadas, pero simultáneas: la saga de película y la serial transcurrían de modo independiente, sin cruzarse entre sí.

Marvel también creó un universo de ficciones seriadas. En los inicios de sus series, anteriores a la plataforma de streaming Disney+, las historias se abrían en spin-offs que no eran instancias relevantes en su construcción. Agents of Shield y Agent Carter, las dos primeras series de Marvel retomaban personajes secundarios de las películas, introduciendo algunos nuevos que protagonizan argumentos exclusivos de las series, con pocos puntos de contacto con las películas. Después de estas, Marvel comenzó a producir series que fueron armando su universo serial, como ya había empezado a hacer DC anteriormente. Los personajes de The Defenders protagonizaron cuatro series interrelacionadas entre sí que introdujeron nuevos personajes sin relación con las películas. Jessica Jones, Daredevil, Iron Fist, Luke Cage y, más tarde, The Defenders, la serie que relaciona a los cuatro personajes.
Al igual que las películas, las series de DC y Marvel presentan personajes en constante relación y eventualmente convergen en una producción que los reúne a todos.
Las narrativas seriales introdujeron algo que las películas no tenían: la posibilidad de desarrollar los personajes en el tiempo, tramas complejas que se acumulan a lo largo de episodios o temporadas para completarse, o incluso historias más reducidas y autoconclusivas que sirven para dar volumen a los personajes, algo que las películas por su tiempo reducido no podían lograr.

Con la creación de la propia plataforma Disney+, en la que el universo cinematográfico de Marvel ocupó un lugar central, algo cambió. Su series y películas ya no son mundos separados, están en continuo diálogo. Las nuevas series de Marvel son en su mayoría miniseries que más que aprovecharse de las posibilidades del formato imitan las fórmulas de sus películas. No son relatos seriales, son películas de varias horas de duración divididas en episodios.
Estas series buscan construir un universo de ficciones que no quede limitado a un solo formato audiovisual, sino que pueda expandirse creando diferentes puntos de entrada que aportan a la construcción de una trama cada vez más compleja.
Este diálogo decisivo parece darse sólo entre series y películas; otros medios no son usados de la misma manera. Libros, cómics, videojuegos, podcast, no funcionan como instancias vinculadas en la narrativa, sino que ocupan el lugar, antes estaba reservado a las series, de retomar personajes y ampliar historias laterales a la narrativa principal.
La saga de películas Star Wars, también adaptándose a las condiciones del streaming de Disney+, siguió un camino similar. Con la saga de películas concluida, las series de Star Wars sirven como ampliaciones del universo más que como la continuidad de una trama en constante evolución. La que inauguró las series de la franquicia Star Wars fue The Mandalorian. Si bien comenzó con una historia independiente, sus últimas temporadas empezaron a relacionarse más directamente con las películas, retomando personajes y puntos de la trama.

La serie Obi-Wan Kenobi, se ubica en un tiempo inmediatamente anterior a la saga original. Las películas son fundamentales para comprender en toda su riqueza la historia seriada, creando un territorio en el que serie y películas están en un diálogo constante. Más que continuar las líneas argumentales de los productos cinematográficos, las series van llenando huecos, profundizando en las vidas de los personajes.
Nos preguntamos si en un momento donde constantemente se entrecruzan relatos en distintos formatos audiovisuales y ninguno se cierra en sí mismo se puede seguir hablando de narrativas exclusivamente seriales o cinematográficas.