Las visiones de Alex
Por Clarisa Granollers
Ficha técnica: La última noche en Tremor. Origen: España. Creadores: Oriol Paulo y Jordi Vallejo. Actores: Javier Rey, Ana Polvorosa, Willy Toledo, Pilar Castro.
Pianista y compositor de cine, un hombre deja su vida anterior para hallar refugio en una ciudad alejada. Alex alquila una pequeña casa sobre una ciudad costera con el propósito de que esto lo ayude a componer. Sus momentos creativos se ven alterados por el sonido que dio pie a una vida agónica. Una nota en falso, como una gota que rebalsa y le muestra cuál de sus equivocaciones pasadas ha de resurgir en el presente.
Protagonizada por Javier Rey y dirigida por Oriol Paulo, La última noche en Tremor está basada en un libro del escritor español Mikel Santiago. La miniserie, con ocho episodios de una hora de duración, nos transporta por una historia familiar que socava al personaje .
Alex comparte su vida con Judie (Ana Polvorosa), quien parece correr la misma suerte: escapar de aquello que la persigue, razón por la cual forman una pareja. Esta relación es un faro de luz que acompaña y da forma a la vida de Alex a lo largo de la historia.
A pesar del éxito creciente de Alex como compositor, su vida se viene desmoronando, entre pesadillas y recuerdos que lo atormentan. Todo empeora cuando llega la lluvia. “No salgas de casa Alex”, se titula el primer capítulo, una frase que resuena en la cabeza del personaje a lo largo de los primeros minutos como una advertencia no comprendida. Como el ruido del metrónomo, marcando el principio del final. El inicio de un viaje que lo lleva a contemplar aquel pasado que vuelve en sí mismo para mostrarle que las cosas no han cerrado, siguen con nosotros.

El conflicto se presenta entre dos planos, dos caras que se intercalan. Una problemática interna por descubrir: si las visiones y las memorias que atormentan a Alex son producto de su estrés constante o hay algo más. La otra, una amenaza externa que vincula a todos sus seres queridos, vecinos, amigos, hijos, pareja, y los pone en peligro. Con una línea cronológica incierta, la narración intercala momentos de flashback, retrocede y nos pide que volvamos a empezar donde lo dejamos, como una masa que vuelve sobre sí misma.
Los colores resaltan los diferentes estados del personaje y el contexto. Predominan tonos azules y verdes que se combinan con amplios paisajes. Son las noches llenas de recuerdos y enigmas las que despiertan esas tonalidades, representaciones del estado de ánimo de Alex, quien inmerso en sus visiones tiene dificultades para reconocer la realidad.
Una exposición alta de colores vivos y con brillo dan la sensación de que el conflicto nunca existe por fuera del personaje principal. Los vínculos sociales, el confort y la cercanía, representados por tenues tonos amarillentos y rojizos. Luces que se ven pequeñas ante el inmenso contraste de azules, como si en una situación tan inmensa Alex estuviera de más, no perteneciera allí, como si aquellos vínculos le fueran a mostrar una verdad que desconoce.
El arco del personaje femenino de Judie adquiere un lugar de prevalencia en la serie. Su historia hace alusión a un caso de violencia de género “en manada” ocurrido durante las fiestas de San Fermín en el año 2016. De alguna manera, la serie intenta dar visibilidad a los hechos reales y poner el foco en la búsqueda de justicia para las víctimas.

La última noche en Tremor juega con el espectador, propone salidas rápidas al conflicto, con soluciones lógicas a los malestares, que terminan con la sospecha de que algo más sucede. Teniendo como resultado un material audiovisual que manipula la noción de la verdad, abre caminos que no termina e invita al espectador a seguirlos, con apelaciones emotivas y de reflexión sobre cuánto de la identidad propia viene de otros y sobre quienes nos forjan como personas. Una búsqueda por los recuerdos del personaje, acompañada por el espectador, que de la misma forma demanda respuestas y comprensión a las mismas preguntas.


Clarisa Granollers
Estudiante de Comunicación Social
Amante del thriller psicológico.