Las capas del personaje Fito Páez
Por Denise Carbajo
¿Dónde empezarías a contar la historia de tu vida? ¿desde tu nacimiento? ¿desde tu primer trabajo, tu primer amor, tu primer éxito? ¿desde lo que estás haciendo ahora para después volver hacia atrás? La respuesta cambia según la persona, y según la narrativa que se quiere contar; el comienzo, ese primer acercamiento a una vida, va a ser lo que determine el tono de toda la historia.
Una de las producciones más exitosas de Netflix es El amor después del amor, la serie autobiográfica producida por Fito Páez basada en su carrera musical. Desde el primer episodio, la declaración de un periodista ficcional afirmando que ese es el mayor concierto de la historia marca el objeto y el enfoque de la narración: la recuperación de momentos de la trayectoria artística del músico en el periodo de ascenso, una mirada superficial a la composición de las canciones más recordadas, y la exposición de algunos acontecimientos difíciles de su vida. Alineada con el punto de vista de Páez, la serie dialoga amablemente con su imagen mediática, afirmando los imaginarios sociales del músico como personaje público.

El concepto de “biopic” viene de la abreviación de biographical picture (“película biográfica”). El género es una dramatización audiovisual de la biografía de una persona surgido en el universo cinematográfico. Refiere a una ficción híbrida, donde se presupone la representación de una realidad con algunos cambios, dejando a los espectadores con la incerteza de cuánto de lo que ve en pantalla realmente sucedió, y cuánto forma parte de la estrategia de ficcionalización.
Al igual que otras producciones del género, el trabajo que se realiza en El amor después del amor, la serie, es convertir a la persona real en un personaje. Las biopics serializadas permiten profundizar en la construcción del protagonista a lo largo de varios episodios o temporadas. En el caso de una persona conocida masivamente como Fito Páez, una operación de construcción: el personaje mediático se convierte en personaje de ficción. La autobiografía del músico “Infancia y juventud: memorias” (2022) fue la base para elaborar el guión, seleccionando segmentos de su escalada al éxito. La miniserie no quiere contar el otro lado de la historia, como The Crown, ni acercar al público eventos desconocidos del personaje, como hace La Veneno. La biopic refuerza la imagen positiva ya presente de la vida y la carrera de Fito Páez.

Dennis Bingham, sostiene que el exhibir la vida de un sujeto puede tener tres fines: demostrar, investigar, o cuestionar la importancia del artista en el mundo. En el caso de El amor después del amor, su fin es la demostración de la relevancia del músico, las dificultades que atravesó en su carrera, y lo merecido que es su éxito en el contexto en el que se movió durante los años en que compuso las canciones más memorables. Promete un acceso a la vida privada, una mirada más allá de lo que conocemos del músico por los relatos mediatizados, pero esa visita a la intimidad se da sin controvertir nunca la imagen pública ya consolidada.
Algunas personas – incluidas unas mencionadas en la serie – se tomaron el trabajo de señalar las representaciones que no coinciden con la realidad. La serie es una ficcionalización de una vida atravesada por varias perspectivas: la de Fito Páez, al escribir sobre sí mismo; la de los guionistas y productores, al adaptar la autobiografía; y la de los discursos mediáticos, que vuelven a poner el foco en un personaje ya creado a lo largo de los años. No busca informar una realidad con fidelidad, sino basarse en sus relatos para dramatizar con un gesto afable la historia ya conocida.

Como producto global, la biopic de Fito le habla a dos tipos de espectadores. Funciona como un descubrimiento para quienes tienen poco conocimiento de la vida del músico, y como una recuperación de los mejores momentos para los fanáticos, mostrando el detrás de escena de algunas composiciones y las primeras notas de las canciones más icónicas.