La Mesías: amor al arte
Por Luciana Bedini
Ficha técnica: La Mesías. Origen: España. Creadores: Javier Calvo y Javier Ambrossi
Actores: Macarena García, Roger Casamajor, Lola Dueñas, Ana Rujas, Carmen Machi, Albert Pla y Amaia.
Esta crítica es también una recomendación, porque mi intención es que miren La Mesías, una serie de Javier Calvo y Javier Ambrossi, dúo prolífico que quizás recuerdes por haber creado la serie Veneno (2020), entre muchas otras.
Camila, una compañera de la facultad que adora las series de sectas tanto como yo, me dijo que no podía perdérmela. Recordamos algunas docuseries sobre la temática basadas en hechos reales, realizadas con material de archivo y relatos de sobrevivientes: Love has won, Wild wild country, Escaping twin flames, 548 dias captada por una secta, Keep sweet: Pray and Obey.
A diferencia de éstas, La Mesías es una ficción y no reconstruye sucesos reales. Se inspira en fuentes diversas, como el caso del grupo de pop “Flos Mariae”, en historias sobre niños que vivieron encerrados, y en la propia experiencia de Javier Ambrossi por su educación católica. Sobre todo, la serie “habla de cómo la creencia, en general, llena el vacío”, dijo Javier Calvo para la revista Fotogramas.
Otra distinción respecto de esas series documentales es que la dinámica coercitiva y manipuladora que caracteriza a los cultos o sectas, en este caso está estrechamente relacionada con la crianza de las niñas – que al comenzar la serie conocemos cuando Enric (Roger Casamajor) las ve en televisión – y con un sistema de protección de menores rudimentario que no logró poner freno a la situación.

La serie tiene siete capítulos que duran algo más de cuarenta minutos y los enigmas que se van abriendo no se resuelven rápidamente. Los primeros personajes que conocemos son Irene (Macarena García), Enric (Roger Casamajor), y Monserrat (Ana Rujas). Los dos primeros en su infancia y, paralelamente, en su adultez, ya que desde el comienzo la serie está narrada en dos líneas temporales: un pasado remoto y un presente. Hay un evento en el que ese pasado remoto se cierra para dar lugar a uno más cercano, pero no quiero espoilear.
La representación de ese pasado remoto es de gran riqueza. Tanto visual como narrativamente logra construir un aura de nostalgia, y transitamos esos años de infancia temprana más desde el punto de vista de los niños que de su madre.
Nos vamos sumergiendo poco a poco en esa historia de tres que, por momentos, es sólo de dos. Una madre que más que madre parece hermana. No se responsabiliza por completo de sus hijos, no los escolariza, los deja solos mucho tiempo y descuida su intimidad permitiendo a cualquier persona entrar a su casa, brindándoles un estilo de vida volátil, postura que también toma frente a su propia vida.
Luego, en el pasado más cercano, veremos que esas formas de maltrato se reinventan. Mientras antes parecían producto del descuido, ahora podemos vincularlas a la intención explícita de manipular.

Montserrat nos hipnotiza con su belleza, su impredictibilidad, su cariño desprolijo por sus hijos, y por momentos empatizamos con ella por ser una madre soltera que hace lo que puede. Pero esa empatía va decayendo, esa magia que la envolvía al comienzo, en la escena veraniega en la que el tiempo parece detenerse cuando en el colectivo el pequeño Enric duerme sobre su falda y el viento entra por la ventana del colectivo, se va perdiendo hasta disolverse por completo.
Además de su riqueza visual y narrativa, La Mesías brilla por las actuaciones que le dan cuerpo a la historia. Por cada etapa de su vida hay una actriz diferente que representa a Montserrat: primero Ana Rujas, que se caracteriza por su frescura y un aura de caos, luego Lola Dueñas, que representa a una Montserrat entrada en la adultez, religiosa y severa, y por último, Carmen Machi, una mujer madura pero con los mismos delirios de antes. También el elenco de niños deslumbra en la interpretación de sus creencias, sus miedos, y las emociones que los sobrepasan.

Cabe destacar la participación en el reparto de mujeres trans, que tienen un papel relevante para el sentido de la historia sin caer en el falso compromiso de inclusión que subyace en otras ficciones actuales. Entre ellas reconocemos a Daniela Santiago y a Angeles Ortega, actrices que ya habíamos apreciado en Veneno.
La Mesías nos habla de la potencia transformadora del arte, porque aquí el cine y la música le devuelven la vida a quienes sólo estaban sobreviviendo, les da esperanzas incluso cuando parece absurdo tenerlas, les permite expresarse en un ambiente represivo y fantasear con otra realidad, otra vida.

Luciana Bedini
Estudiante de Comunicación Social – UNR
Le gusta el cine, la literatura y la filosofía.