La euforia de vivirlo todo
Por Tania Fantinatto
En junio de 2019 la plataforma de streaming HBO MAX estrenó Euphoria, una serie estadounidense creada por Sam Levinson y basada en la serie israelí del mismo nombre, de Ron Leshem y Daphna Levin.
Euphoria sigue la vida de un grupo de estudiantes de secundaria y las complejidades de ser adolescente en la actualidad: las drogas, el sexo, la prostitución, la identidad, el trauma, la soledad, las redes sociales, el amor y la amistad. Si bien la serie hace foco en la vida de Rue (Zendaya), una joven con problemas de adicción a las drogas, pronto ganan espacio las problemáticas de los personajes que la rodean.
La serie logró el reconocimiento de la crítica por el modo desafiante en el que se abordaron aspectos densos de transitar la adolescencia, logrando así personajes complejos pero no por eso menos empáticos. La crítica también remarcó los valores estéticos de Euphoria y el equilibrio que alcanzó entre la narrativa y los recursos visuales atractivos.
HBO estrenó un capítulo por semana, instaurando el “domingo de Euphoria”. Esto no solo incidió en la dinámica de consumo sino también en la producción misma: los episodios debían mantener una calidad alta dado que los espectadores ansiaban ver el capítulo nuevo. Una vez estrenados, se ofrecían en la plataforma de streaming y quedaban disponibles on demand. Los productores contaban que los espectadores más que devorar la serie de manera impulsiva en pocas horas, sabrían apreciar la estética narrativa y visual en su totalidad.
Desde sus primeros minutos, Euphoria se presenta como una narrativa dramática y trágica. Si bien hay atenuantes humorísticos a lo largo de los episodios que ayudan a dar forma a la personalidad de los personajes y dan un respiro a la trama, la adolescencia está abordada desde un enfoque crudo. Una muestra de esto es que, hasta en las situaciones en las que se podría relajar la trama, como en la escena de la feria de la ciudad, siempre terminan saliendo a la superficie aristas de la complejidad de los personajes.

Jason Mittel define a la complejidad narrativa como un modo de narración híbrida que combina formas episódicas con una narrativa acumulativa. En Euphoria conviven eventos que suceden en un solo capítulo (la presentación de Jules con un corte en el brazo, la fiesta de disfraces, el viaje de Jules a su antigua ciudad) con arcos que se extienden por varios episodios (el asedio de Nate a Tyler, el tenso vínculo del padre de Nate con Jules, la agresión de Nate a Maddie), predominando la construcción de tramas a largo plazo.
Los arcos que atraviesan varios capítulos son aquellos que contienen lo que Seymour Chatman llama eventos “núcleos” y eventos “satélites”, que contribuyen a esa narración central. Por ejemplo, fue necesario ver varias interacciones entre McKay y Cassie para construir una relación que parecía sana y desarmarla ante el desinterés y los prejuicios del joven. Dice Jason Mittel que uno de los placeres de consumir una narrativa serializada es tratar de averiguar si un evento dado podría ser un núcleo o un satélite en el arco más grande de una trama o serie en su conjunto.
En Euphoria se encadenan más declaraciones narrativas que enigmas. La pregunta general que propone la serie es: “¿Qué repercusiones tendrá este evento dentro de la historia continua?” Concretamente: ¿Qué pasará con esa familia que aparece en el fondo de pantalla del celular del señor con el que Jules se encuentra en el motel? ¿qué hará Nate con las fotos de Jules? ¿Nate se hará cargo de su agresión hacia Maddie? ¿qué pasará con el embarazo de Cassie? Los interrogantes del tipo: “¿qué sucedió?” “¿quiénes estuvieron involucrados?” “¿por qué hicieron lo que hicieron?” son infrecuentes. “El modelo más común de serialización de eventos que se encuentra en la televisión es la acumulación progresiva de declaraciones narrativas que crean desencadenantes de eventos futuros en episodios posteriores”, explica Mittel en su libro Complex TV, the Poetics of Contemporary Television Storytelling.

Por momentos, Euphoria rompe la cuarta pared para generar espacios de descanso en la sucesión de eventos dramáticos, utilizando recursos como la voz narrativa en off de Rue, la mirada y locución a cámara, y efectos de registro y edición.
La voz en off de Rue se presenta como una voz narradora que sabe más que el espectador y que, efectivamente, ya vivió los hechos que transcurren en la ficción, brindando así información de contexto y agregando sensaciones a lo que se ve en pantalla. Esto puede apreciarse, por ejemplo, cuando Nate aparece por primera vez y la voz en off de Rue comenta: “Nate me daba igual hasta que pasó el incidente con Jules”. Si bien luego en el mismo capítulo veremos ese conflicto, la voz en off ya lo había anticipado. Por eso es difícil reconocer desde qué lugar espacio temporal nos está hablando.
Esta voz describe no sólo a Rue como personaje sino también al resto. Y lo hace a partir de un tono lúgubre y desesperanzador, pero también ácido, marcado por el humor negro y la ironía. La voz de Rue se dirige de forma directa a los espectadores, construyéndose así un pacto de lectura en el que la audiencia comprende que el objetivo es relatarles a ellos las situaciones que se ven en pantalla: “Hay varias versiones de lo que pasó esa noche, depende de quién te lo cuente. Se los contaré yo, aunque sé que no soy la narradora más confiable”.
La mirada y la locución a cámara es un recurso poco explotado que se utiliza de manera apropiada. Por ejemplo, cuando Rue da una clase sobre fotos privadas o cuando Lexi mira al espectador luego de una interacción cansada con Cassie.
Euphoria se centró no solamente en ofrecer una trama de calidad sino también una estética cuidada y atractiva. Profundizando en la turbulencia y confusión de los sentimientos adolescentes, esta serie juega con encuadres y efectos audiovisuales que van más allá de lo que los actores hacen frente a cámara. Estas decisiones estilísticas también provocan cierto respiro en la trama, como en la escena en que la cámara da una vuelta de 360° a una de las habitaciones de la fiesta en la que Rue se encontraba.

Los personajes de Euphoria se van presentando a partir de su vínculo con Rue. Es a partir de ella como protagonista que se despliegan las historias de los demás personajes que pertenecen a su círculo de relaciones. Con el correr de los episodios, se introducirán otros que no son conocidos directos de ella, como Tyler o Ethan. Lo interesante de la propuesta es que sus personalidades serán construidas a partir de la ácida voz de Rue y de las actitudes que desde el primer momento tendrán los personajes frente a cámara. Es significativo que en los primeros segundos de Nate, éste se dirija de forma violenta a Jules, que el momento de mayor tiempo en pantalla de Mckay sea defendiendo a Cassie de los comentarios machistas que lidera Nate o que la primera intervención de Maddie sea “¿se ven raros mis pezones?”
La construcción de las personalidades de los personajes se va dando a partir de hechos satélites que contribuyen a los arcos centrales de cada uno. Uno de los aciertos que se le reconoce a Euphoria es la visibilización sincera y natural de personas pertenecientes al colectivo LGBT y la navegación entre los claroscuros de lo que significa forjar una identidad durante la adolescencia.
Si bien al día de hoy, cinco años después de su estreno, existen lecturas críticas que entienden a la serie como exagerada y desmesurada, Euphoria sigue una búsqueda interesante no tanto en los hechos que presenta sino en el intento de dar cuenta de las sensaciones y sentimientos típicos en la construcción de una identidad durante la adolescencia.