La doble ficción de WandaVision

Por Denise Carbajo

 

WandaVision comienza con una secuencia de imágenes en blanco y negro acompañada con música al estilo de las sitcom de la década del 50. Wanda y Visión, dos personajes que conocemos de la saga de películas Marvel, están en una situación absurda encarnando a un matrimonio en el pequeño pueblo de Westview. Los conflictos son cotidianos y típicos: el olvido de una fecha importante, que ninguno quiere admitir que no recuerda, la presión de tener que hacer una cena importante para impresionar al jefe, malentendidos inocentes e ideas ridículas para solucionar los problemas que van surgiendo.

La cámara está fija en un solo ángulo, en el lugar reservado al espectador en todas las series del género. Acompaña otro recurso característico del género: las risas enlatadas y las exclamaciones de una audiencia que, se supone, está en vivo. Nada se escapa del modelo que las sitcoms establecieron. En medio del episodio, un corte comercial interrumpe la acción, promocionando productos hechos por empresas con nombres familiares, como Hydra o Stark.

Hacia el final del capítulo, algo cambia. Durante la cena, uno de los personajes comienza a cuestionar qué hacen Wanda y Visión en ese lugar, verbalizando las mismas dudas que surgen en el espectador desde el comienzo. Coincide con un cambio de estilo. De repente la cámara se mueve libremente, cerrándose sobre los personajes. El cuestionamiento se ahoga en una escena tensa que se extiende hasta que Wanda toma el control, enviando a Visión a que lo ayude. Cuando lo salva, todo se restablece. La cámara vuelve a su lugar, del que ya no se mueve. El momento pasa sin que nadie lo mencione de nuevo. Volvemos a la comedia que veníamos viendo. El plano se aleja mientras pasan los títulos de cierre del episodio, pero no se detiene; continúa hasta que vemos una pantalla de televisión, donde un personaje todavía desconocido estuvo ocupando un lugar similar al nuestro de espectador, mirando el episodio de comedia que acabamos de terminar.

El formato de sitcom se mantiene por el resto de los episodios, variando siempre dentro del mismo género. Se pasa de una sitcom setentosa, con presentaciones que hacen acordar a Full House, a episodios con cortes de entrevistas individuales, al estilo de The Office. Al igual que en el piloto, todos los capítulos tienen esos momentos de quiebre, que empiezan a evidenciar que algo está sucediendo por detrás de las situaciones cómicas. Demuestran que lo que estamos viendo no es la historia completa, ni la única.

Con el avance de los capítulos, se revela que los segmentos cómicos son una fantasía creada inconscientemente por Wanda, tomando como rehenes a los pocos habitantes de la ciudad de Westview con el objetivo de crear una realidad paralela en la que puede vivir la vida ideal de casada que se le negó.

Desde el inicio de WandaVision se nos presenta la idea de que existe una doble ficción: la de la serie a la que tenemos acceso como espectadores, y la ficción a la que acceden los personajes. La fantasía es este segundo nivel narrativo. Algunos personajes toman el papel de actores, y otros, el de espectadores, convirtiendo así el artificio en un análogo a la ficción televisiva.

Cuando la cámara deja de estar fija en un solo plano típico de las sitcoms y empieza a tomar ángulos más cerrados se produce una ruptura. Es un dispositivo narrativo, en el que los mismos personajes están envueltos. Señalan que la fantasía se rompe, que el equilibrio sobre el que se mantienen todos los personajes en ese intratexto empieza a estar en peligro. Son personajes autoconscientes en ese nivel, pero no en la historia metatextual que los contiene. En el segundo episodio, cuando Visión comienza a darse cuenta de que algo no está bien y duda de su propia realidad, la imagen se congela. Rebobina hacia atrás, como una cinta, y la escena perfecta se reanuda.

En la narración de WandaVision no se rompe la cuarta pared como ocurre en otras series, como en She-Hulk, donde la protagonista se reconoce a sí misma como personaje inserto en una ficción. Para los espectadores las rupturas en la fantasía funcionan a la vez como quiebres de la estrategia ficcional de la serie.

WandaVision se basa en el conocimiento previo de los televidentes tanto de la saga de Marvel como de las convenciones de la televisión en general. Al ser parte de un universo narrativo, se exige un acercamiento a las producciones previas por parte del espectador para poder seguir la propuesta. El conocimiento de lo último que pasó en las películas antes de la serie forma parte importante del misterio que se construye desde el piloto. A la vez, se aprovecha al máximo del medio en el que transcurre, al retomar las convenciones de la televisión y utilizarlas como dispositivos narrativos que avanzan una trama donde la realidad de los personajes se cuestiona constantemente. La serie es un diálogo con el espectador que se vale de su conocimiento intertextual para crear misterio en la narrativa.

Denise Carbajo

Estudiante de Comunicación Social – UNR

Fan de las animaciones