La complejidad temporal de Hill House

 Por Camila Pellegrini

 

En la ficción audiovisual seriada contemporánea, la complejidad de las estructuras temporales toma protagonismo, constituyéndose en una marca fundamental cuya principal característica es su elasticidad ilimitada que permite a los espectadores redefinir sus experiencias participando activamente en otorgar sentido a los universos en curso. El presente análisis refiere a la estructura temporal de La Maldición de Hill House y las distintas formas en que la serie opera sobre esta dimensión.

Junto con la historia, los personajes y los eventos, la temporalidad constituye uno de los elementos principales de la construcción serial. En su libro Complex TV, Jason Mittel identifica la presencia de ciertas corrientes temporales en toda narrativa. El tiempo del discurso es la duración de la historia tal como se cuenta dentro de una narrativa dada. Distinto al tiempo de la historia, que es independiente a cómo se presente a los espectadores, el discurso en las narrativas complejas altera líneas temporales, provocando la ruptura del tiempo mediante saltos hacia el pasado (analepsis) o el futuro (prolepsis). El tiempo del discurso, por lo tanto, puede no respetar el orden de la historia, retrocediendo, avanzando, superando los límites tradicionales del tiempo, alargándolo, reduciéndolo, o repitiéndolo.

La Maldición de Hill House es una serie de terror sobrenatural creada por Mike Flanagan, que sigue la historia de la familia Crain (Hugh, el padre; Olivia, la madre; y los hermanos Steven, Shirley, Theo, Luke y Nell) y de los secretos siniestros de su hogar, la antigua mansión conocida como Hill House. La serie tiene diez episodios, en los que se abordan los distintos sucesos paranormales ocurridos en Hill House, así como las experiencias de cada uno de los integrantes ante estos fenómenos sobrenaturales acontecidos y sus efectos en la adultez.

Para contar esta historia, la serie desarrolla una estructura no lineal en la que se alternan dos líneas temporales troncales que son claramente identificables y se yuxtaponen a lo largo de los episodios: el presente y el pasado.
Esta estrategia exige a los espectadores interpretar los eventos y conectar las piezas del relato. La no-linealidad supone un tipo de entramado donde los eventos se influyen mutuamente y de forma constante. La Maldición de Hill House resulta un ejemplo de lo que Salvadó Corretger y Benavente Burian denominan laberinto temporal. El placer del espectador de programas de televisión complejos reside en perderse en este laberinto para así poder, mediante la participación activa y la visualización a largo plazo, desarrollar habilidades de comprensión.

Los saltos hacia el pasado y el presente se introducen visualmente a través de conexiones fluidas que resultan recurrentes en la serie. Algunas de ellas son físicas: en el primer episodio se muestra a Hugh, el padre, abriendo una puerta en el presente y la imagen se encadena con el pasado mostrándolo en el mismo acto en su personaje joven.

Existen también conexiones sonoras. En el cuarto episodio se muestra que de niño Luke oía sonidos lejanos de perros ladrando fuera de su ventana en Hill House. La imágen siguiente, en el tiempo de adulto, Luke escucha a un grupo de perros mientras se encuentra sentado en un parque. En otra escena, el padre dialoga con el espíritu de su esposa en el presente, y en el momento en que ella le cuestiona “¿En dónde está el daño?” (haciendo alusión a un conflicto con una de sus hijas), la imagen se desplaza al pasado, donde se da la respuesta: “En el segundo piso, la biblioteca, el cuarto principal” (esta vez, refiriéndose a los daños ocasionados por una supuesta pérdida de agua en las tuberías de la casa).

Estilísticamente, los desplazamientos entre líneas temporales se ponen de manifiesto mediante el uso de texto sobreimpreso como: Hill House: Antes, o Dos meses atrás. Aunque es frecuente, este recurso no identifica todos los saltos hacia el pasado que se producen en la serie. Más bien, se utiliza para identificar ciertos momentos clave de la historia para orientar a los espectadores situándolos en un espacio-tiempo determinado. El tratamiento de color de la fotografía diferencia los distintos espacios temporales. De este modo, el lenguaje cromático adquiere significados en un conjunto de reglas que habilitan procesos de producción de sentido en reconocimiento.

La estructura temporal de La Maldición de Hill House no solo resulta importante en cuanto al modo de narrar los hechos, sino que también influye en el desarrollo de los personajes: cada uno de los integrantes de la familia tiene una relación distinta con el pasado. Una manera en la que se manifiesta este aspecto en la serie es alternando entre distintos puntos de vista, lo cual permite que los espectadores profundicen su conocimiento sobre las historias de fondo de los personajes.

A cada uno de los cinco hermanos se destina un episodio (los primeros cinco) donde se documentan sus experiencias en Hill House en el pasado y la forma en que se ven afectados por las mismas en el presente, culminando en las reacciones de cada uno de ellos ante un hecho central: la muerte de Nell. Esta diversidad de perspectivas ante un mismo acontecimiento produce cambios en la comprensión del mismo por parte de los espectadores, si bien el trágico destino de Nell se da a conocer en el primer capítulo, la repetición de escenas desde diferentes puntos de vista aporta información a los eventos que llevan al mismo, prolongando el tiempo del discurso y reteniendo el tiempo de la historia. Se trata de una mirada retrospectiva que busca reinterpretar o contradecir lo que ya se sabe, aportando una nueva visión al respecto, provocada por las versiones de distintos personajes.

Como se dijo anteriormente, dos líneas temporales principales que se entretejen a lo largo de la serie:
El pasado (la infancia), que comprende los eventos ocurridos en la vida cotidiana de la familia Crain durante sus años de estadía en Hill House, y que se encuentra signado por ciertos momentos clave, siendo uno de ellos el encuentro temprano de Nell con el espíritu conocido como “La dama del cuello torcido”. La línea temporal del pasado culmina con la noche en que la madre muere, y el padre decide escapar de la casa junto con sus hijos.
El presente (la adultez), donde se describe cómo los hermanos transitan su vida adulta, atravesados por los eventos traumáticos de su infancia. Este tiempo culmina con el regreso de los hermanos a Hill House, convocados por la muerte de Nell.

Cada personaje, a su vez, introduce su propia temporalidad subjetiva de acuerdo a cómo experimentan el tiempo, influidos por los traumas pasados.
Lo que resulta relevante es la forma en que se desarrolla la línea temporal de Nell, de una manera distinta a la de sus hermanos, ya que este personaje experimenta e introduce a los espectadores en una temporalidad fragmentada, no lineal, en la que el presente, el pasado e incluso el futuro coexisten, aún más después de su muerte. En el quinto episodio se revela que el fantasma llamado “La dama del cuello torcido”, que la atormentaba constantemente desde la primera noche en Hill House cuando era niña (y cuya aparición tiene lugar en el primer episodio), en realidad había sido ella misma, y la manera en la que había apodado al espíritu siendo pequeña está realmente describiendo la forma en la que ella moriría: ahorcándose dentro de Hill House. Es en este quinto capítulo donde comienza a hacer sentido la información que se liberaba gradualmente a los espectadores a lo largo de los primeros cuatro episodios. Visualmente, la escena reveladora muestra a Nell cayendo con la soga en el cuello, atravesando el espacio físicamente y desplazándose a través de múltiples líneas temporales correspondientes a distintos momentos de su vida, desde su infancia hasta su muerte, donde se atormenta a sí misma.

De esta forma, se revela lo que podría considerarse otra posible línea temporal que se suma al presente, al pasado, y a lo subjetivo de cada personaje se suma otra dimensión temporal: el tiempo de la casa misma. Dentro de la historia, Hill House tiene su propia temporalidad, los eventos pasados, presentes y futuros coexisten afectando a todos los personajes, sobre todo a quienes mueren dentro de la casa.

Este colapso temporal dentro de la casa tiene su centro neurálgico en la Sala Roja, una habitación que adapta su apariencia para atraer y atrapar a los personajes, quienes justamente se refieren a ella como el “estómago” de Hill House. Desde el comienzo de la serie, esta misteriosa sala se encuentra cerrada, generando frustración en la familia Crain debido a la imposibilidad de acceder a ella, siquiera con una llave maestra. Es importante mencionar en este punto que, si bien los espectadores perciben las alteraciones de las líneas temporales que se suceden en el desarrollo de la serie gracias a los distintos recursos narrativos, en el plano de la historia los personajes no son conscientes de las mismas. A lo largo de los episodios, cada uno de los hermanos se encuentra, sin saberlo, pasando una gran cantidad de tiempo dentro de la Sala Roja dado que la misma tenía la capacidad de convertirse en la habitación que cada miembro de la familia más deseaba, para asegurarse de retenerlos mucho tiempo dentro de ella.

Los eventos que se suceden desde el principio de la serie llevan a los hermanos a regresar una vez más a Hill House y a la Sala Roja en el último episodio, en donde finalmente logran tomar conciencia de la naturaleza convergente del tiempo allí dentro. Quien se los revela es el espíritu de Nell: “Todo estaba fuera de orden. El tiempo, digo. Siempre pensé que el tiempo era una línea, que los momentos eran como piezas de dominó y que se caían una sobre la otra, una y otra vez, pasaban días tumbandose una encima de la otra en una línea larga entre el principio y el final. Pero me equivoqué. No es nada parecido”.

Cabe destacar, por último, que estas líneas temporales no sólo convergen narrativamente, también lo hacen visualmente. Al estratégico repertorio de recursos utilizados para exponer los desplazamientos temporales, se suma la magistral secuencia del sexto episodio, llamado “Las Dos Tormentas”, en el que tiene lugar el funeral de Nell. Aquí las transiciones entre el pasado y el presente se realizan mediante un plano continuo, sin cortes, donde los movimientos de la cámara y las actuaciones coordinadas de los personajes crean la impresión de que ambos tiempos coexisten en un mismo espacio.

Camila Pellegrini

Estudiante de Comunicación Social – UNR

Aficionada al cine dramático y la ciencia ficción