La complejidad femenina en las series Marvel
Por Oriana Policardo
Un piloto en blanco y negro con risas enlatadas es lo que envuelve al espectador en una sitcom dentro del Universo Cinematografico de Marvel (UCM). Wanda es representada como la esposa ideal: dedicada a Visión, siempre arreglada y con una actitud dulce y alegre. Esta imagen es una fachada que oculta la complejidad del personaje. WandaVision (2021) desarrolla la evolución emocional de Wanda y funciona como una reflexión sobre cómo la industria cultural ha representado a las mujeres a lo largo de las distintas décadas en las sitcoms.
Históricamente, el género de superhéroes ha tendido a representar a las mujeres en roles secundarios, a menudo como damiselas en apuros o personajes hipersexualizados. En los últimos años, la representación de las superheroínas en el UCM ha cambiado. Los personajes femeninos han adquirido complejidad, desafiando los estereotipos tradicionales y asumiendo papeles centrales en las narrativas.
El cine y la pantalla chica son un reflejo de la cultura, transmiten mensajes que moldean imaginarios colectivos, estereotipos y arquetipos de género. A través de la mirada de sus creadores, las narrativas ficcionales influyen en la percepción del espectador, funcionando como vehículos de ideologías. Cada elemento está diseñado para comunicar un mensaje sin dejar nada al azar.
Los medios masivos construyeron durante décadas una visión de la mujer dentro de un modelo social patriarcal, presentando dos figuras femeninas opuestas: por un lado, la mujer virtuosa y ejemplar, y por otro, la femme fatale, el objeto de deseo.
Durante gran parte de la historia de Marvel, la mujer ha sido situada como complemento narrativo del héroe masculino. Su presencia solía estar vinculada al rol de interés romántico, apoyo emocional o catalizador de la trama del protagonista. Con la expansión del UCM, las superheroínas han ganado protagonismo, una evolución en la forma en que el género aborda la construcción de sus personajes femeninos.

El antihéroe carece de las cualidades típicas del héroe, realiza actos que entendemos como heroicos, aunque por el camino se salta reglas de lo legal y la moralidad. Al antihéroe se lo dota de una individualidad dramática y una verosimilitud que el espectador no tiene que compartir, sino comprender.
En las series se han presentado varios de estos personajes de género masculino, debido a que aportan profundidad y matices atractivos al desarrollo de las historias. La presencia de mujeres con características antiheroicas ha sido menos habitual. El ideal de heroicidad femenina ha sido tradicionalmente definido cultural y socialmente como la dedicación a ser buena madre y esposa, sacrificándose por la familia y el honor, construcción idealizada, centrada en la pureza sexual de la mujer. Por lo que una antiheroína debía relacionarse con lo opuesto a esto.
En el universo de Marvel, los personajes suelen dividirse entre héroes y villanos. Figuras como la Agente Carter encarnan el arquetipo de la heroína: valiente, íntegra y guiada por un profundo sentido del deber. Su compromiso con la justicia no surge de intereses personales, sino de la convicción de cambiar el mundo para mejor, convirtiéndola en un símbolo de heroísmo dentro de este universo.
Wanda Maximoff se presenta como un caso particular. Su historia está marcada por la pérdida de sus seres queridos, lo que influye en sus acciones y en la percepción que el espectador tiene de su moralidad. Esto la lleva a controlar un pueblo con su mente, y encerrar a sus habitantes en un domo para crear el ideal de familia que las Sitcom habían reproducido por décadas.
Wanda toma decisiones cuestionables desde una perspectiva emocional y personal. El relato ofrece un contexto sobre su comportamiento, permitiendo que el espectador comprenda sus decisiones sin alinearse de manera absoluta en términos de bien o mal. La evolución de personajes como Wanda Maximoff refleja una tendencia hacia representaciones más diversas dentro del género de superhéroes: la aparición de superheroínas con motivaciones complejas y multidimensionales.
Agatha Harcknes, en cambio, tanto en WandaVision (2021) como en Agatha All Along (2024), cumple con el arquetipo de villana: una bruja que viaja a lo largo del mundo robándole poderes a los demás. Usa métodos destructivos y pocas veces se cuestiona el daño que provoca. Sus acciones están motivadas por fines egoístas: ser la bruja más poderosa de la historia.
Wanda también realiza acciones moralmente incorrectas. La diferencia radica en que se muestran las razones que la llevan a actuar así. El espectador entiende que sus comportamientos están influenciados por los eventos trágicos que acompañaron su vida.
¿Qué pasaría si… la Capitana Carter fuera la primera Vengadora? Es lo que se pregunta el primer capítulo de la serie animada What If… (2021). Steve Rogers no llega a recibir el suero del super soldado y es Peggy quien se lo inyecta.
Carter tiene que enfrentarse a los prejuicios de sus superiores, que no creen que una mujer pueda asumir un rol importante en la guerra. En la historia original, Peggy es fuerte, pero su papel sigue siendo de acompañar a Steve. En What If…, los roles se invierten: ella es la heroína y él es el apoyo. Ahora la historia ya no gira en torno a la transformación de Steve, sino a la de Peggy, lo que cambia completamente la dinámica típica de “hombre héroe, mujer en peligro».
En 1946, luego de la Segunda Guerra Mundial, Peggy –Agente Carter (2013)- intenta hacerse un lugar en la oficina de “Reserva Científica Estratégica”. Aunque ella fue una pieza fundamental para el fin de la guerra, busca encontrar su lugar en un mundo que la subestima por ser mujer.
La serie se centra en la ayuda de Carter a Howard Starck. A diferencia de los protagonistas hombres blancos heterosexuales en la pantalla grande y chica, la Agente no se encuentra únicamente con los desafíos propios del espionaje, sino que además es… mujer. Como tal, debe luchar por conquistar el respeto profesional, representando cómo es la vida de una mujer que se incorpora al mundo del trabajo.
Al igual que en el mito bíblico donde Eva nace de la costilla de Adán, en el UCM She-Hulk (2022) surge de la sangre de su primo Bruce Banner, el médico que cuando se enoja se convierte en Hulk. Con un tono satírico la serie incluye referencias autorreflexivas directas al machismo en la industria del entretenimiento.
A pesar de ser una abogada competente, el desempeño de Jennifer Walters no es suficientemente valorado. Cuando se transforma en She-Hulk, su empleador de inmediato la contrata para dirigir una división especializada en casos de superhumanos, pero no por su talento jurídico, sino porque su imagen como superheroína resulta beneficiosa para la firma. Su conocimiento ni su capacidad como abogada no cambia, pero sí cómo es percibida y tratada por los demás.
La serie rompe la cuarta pared de manera constante, y en el último episodio lo hace de forma radical para cuestionar la narrativa tradicional de los superhéroes. En una escena fantástica metaficcional, Jennifer sale de su propia historia, se infiltra en los estudios Marvel y confronta a KEVIN, una inteligencia artificial que simboliza la creación de guiones. la superheroína crítica el desenlace predecible en el que su primo Hulk llega para salvarla y exige un final en el que ella tenga el control de su propia historia. Este momento cuestiona la estructura clásica de un género donde las mujeres estaban relegadas a roles de víctimas o personajes secundarios.
Los héroes suelen representarse como fuertes, musculosos y dominantes, mientras que a las mujeres se les exige ser delgadas, delicadas y visualmente atractivas. Muchas heroínas han sido diseñadas con trajes ajustados y poses que resaltan su atractivo sexual más que sus habilidades.
Las mujeres en las series de superhéroes pueden ser fuertes, pero no pueden superar a los hombres o ser completamente autónomas sin enfrentar consecuencias. Cuando Jennifer asume su identidad de She-Hulk públicamente, la sociedad la acepta más en su versión transformada que en su forma original. Su éxito laboral y social crece porque se ajusta a un ideal de belleza fuerte y poderosa, mientras que su identidad como Jennifer es menos valorada. La serie parodia cómo con rasgos exagerados y más grandes, la gente la prefiere ante su otra versión.
El cuerpo de la Agente Carter como Capitán América en What If… cambia de manera similar a la de Steve en la versión original: gana masa muscular y fuerza. A diferencia de las heroínas tradicionales en la ficción, su diseño no hipersexualiza su figura ni minimiza su poder. Su físico es tratado como fuerte y poderoso, pero ante todo funcional para ser una Super Soldada.
Es frecuente que los relatos de mujeres estén relacionados a su interacción con los hombres. En el caso de Agatha, su historia no se construye en función de un interés romántico ni de una maternidad idealizada. Su sexualidad lésbica rompe con la narrativa hegemónica del deseo femenino en la ficción, donde las protagonistas están destinadas a relaciones heterosexuales que refuerzan su rol dentro de una estructura. Agatha representa un deseo que escapa de estas normas, situándose como una figura queer dentro del universo Marvel.
Como bruja y lesbiana, Agatha es una figura que históricamente ha sido marginada. El personaje no se define por su orientación sexual, lo que evita pensar que la introducción de un personaje LGBTQ+ se deba a un mandato de incluir representaciones de diversidad en las producciones contemporáneas. En su caso, el lesbianismo es parte de su identidad, pero no su único rasgo distintivo.
El arquetipo de la bruja se asocia con mujeres que desafían el orden patriarcal, ya sea por su conocimiento, autonomía o sexualidad. Desde una perspectiva feminista, las brujas han sido figuras de resistencia: mujeres que rehúsan someterse a los roles tradicionales de esposa y madre. Agatha Harkness se inscribe dentro de esta tradición, por su independencia y por su rechazo a los modelos tradicionales de feminidad.

Durante gran parte de su historia, las mujeres en Marvel han sido complementos narrativos dentro de la historia de un hombre, funcionando como interés romántico, apoyo emocional o incluso como motor de la trama del héroe.
En la televisión, desde los 90 han surgido dramas que destacan la variedad de experiencias femeninas, incorporando un número significativamente mayor de personajes mujeres en comparación con producciones anteriores. Esta diversidad también llega a Marvel.
Agente Carter muestra cómo la protagonista enfrenta el sexismo estructural en el ámbito laboral y cómo desafía las expectativas de género dentro del espionaje y la acción. WandaVision explora el duelo, la maternidad y el poder. She-Hulk aborda el machismo en el ámbito profesional y la identidad femenina. Agatha All Along explora la ambigüedad moral y la supervivencia en un mundo donde el poder femenino ha sido históricamente reprimido. Agatha se posiciona como una villana con una narrativa propia.
En vez de describir personajes femeninos en los que el empoderamiento de la mujer consiste en decir que posee cualidades propias de los varones, el UCM optó por series donde los personajes femeninos muestran cómo son, cómo piensan, cómo luchan, cómo aman, cómo sufren, las mujeres en su pluralidad y sin ser homologadas a los perfiles de la masculinidad.
El feminismo contemporáneo sostiene que el género no es una esencia ni una categoría biológica inmutable, sino una construcción social performativa. Las series de Marvel han empezado a desafiar los modelos tradicionales de lo femenino y lo masculino al presentar mujeres que rompen con estereotipos, protagonistas que no encajan en las narrativas hegemónicas.
Los medios tienen un papel crucial en la reproducción de roles de género, y en el caso de Marvel, han transitado desde una representación estereotipada hacia historias con mayor diversidad.