La ampliación del universo narrativo: del libro
a la miniserie
Por Denise Carbajo
Giancarlo Capello dice que la escritura es un permanente remake. No existe un punto final, solo un eterno punto seguido, una permanente continuación y reescritura. Las miniseries Normal People (Gente Normal) y The Haunting of Hill House (La Maldición de Hill House) son adaptaciones de las ficciones ya establecidas en las novelas de Sally Rooney y Shirley Jackson, y a la vez reescrituras e interpretaciones de los elementos que las componen.
Las adaptaciones son aceptadas por los espectadores como parte del universo de ficción construido previamente, y no implican necesariamente una cohesión; pueden tener más o menos puntos de contacto, escenarios, personajes, acontecimientos en común, que permiten identificar a una serie audiovisual como parte de una propuesta ficcional anterior.
Las miniseries Normal People y The Haunting of Hill House tienen relaciones diferentes con los universos narrativos originales.
Normal People, tanto la serie como la novela, sigue la historia de Connell y Marianne, dos compañeros de clase que comienzan a salir en secreto durante la secundaria, lo que da inicio a una relación conflictuada entre ambos que se prolonga a lo largo de la vida universitaria.
La serie no expande la historia en términos de acontecimientos, escenarios o personajes nuevos. Por el contrario, mantiene una fuerte fidelidad con la obra literaria .
La novela tiene un narrador equisciente, que se alinea con el punto de vista de un solo personaje, interpretando desde allí tanto los acontecimientos como las acciones de los demás personajes. Esta estrategia narrativa se intercala entre los capítulos, concentrándose cada uno exclusivamente en Marianne o en Connel. En estos capítulos hay un acercamiento acerca de cómo se ven a sí mismos y cómo ven al otro, configurando las personalidades de ambos a través de estas miradas cruzadas.
En la serie las personalidades de ambos se configuran mediante diálogos y la concentración en los pensamientos, visiones y emociones de un solo personaje a la vez. A lo largo de cada episodio la focalización interna varía entre los dos personajes. Esto permite el alineamiento de los espectadores con ambos, dando un acceso subjetivo a sus acciones, ideas, y sentimientos. Al focalizarse en Marianne o Connell en un mismo episodio, la narración no se limita a mostrar una sola perspectiva de los acontecimientos. Puede presentar ambas en cualquier momento, facilitando el acceso a los sentimientos de los protagonistas en simultáneo.

Una de las diferencias más importantes de la serie respecto a la novela es la temporalidad. Cada capítulo de la novela comienza un cierto tiempo después del final del anterior, aclarando el salto temporal en el título (dos días, tres semanas, seis meses). Comienza con una narración en el tiempo presente, para luego retomar el pasado y describir qué fue lo que ocurrió en esa elipsis. La serie opta por organizar el relato de forma lineal, hechos que en la novela son descritos en anécdotas o recuerdos, en la serie se muestran cronológicamente:
“A Connell le llegó una vez que Marianne se había echado helado de chocolate por encima en el comedor del instituto, y que fue al lavabo de chicas, se quitó la blusa y la limpió en el lavamanos. Era una historia bastante conocida, todo el mundo la había oído.” En la serie, la situación se narra en el primer episodio desde el punto de vista de Marianne y no es descrita como una anécdota, muestra su perspectiva del hecho en lugar de hacerlo desde el conocimiento de Connell.
Acontecimientos narrados en la novela por alguno de los dos personajes, en la serie se construyen mediante diálogos. El diálogo es un recurso significativo en la serie, porque constituye una de las principales maneras en que se configuran las personalidades y los conflictos internos de cada uno. Al no tener un acceso directo a los pensamientos, es a través del diálogo y las interacciones con otros personajes que podemos comprender a los protagonistas. En una escena del primer episodio, Marianne está mirando a Connell jugar un partido de fútbol. Hay un primer plano de su mirada, intercalado con imágenes de él jugando. El ruido de fondo aparece distante, indicando lo abstraída que está ella de lo que ocurre a su alrededor. Más adelante, Marianne le confiesa a Connell en qué estaba pensando cuando lo vió jugar, remitiendo a esa escena anterior en la que los espectadores no sabíamos exactamente su pensamiento interno. La escena termina de comprenderse del todo con ese diálogo que ocurre algunos episodios después. En la novela, mientras se describe la situación desde la perspectiva de Marianne, sabemos en qué piensa, algo que nunca es dicho a Connell. Accedemos a su pensamiento directamente, sin la necesidad de un diálogo que lo manifieste.

Mike Flanagan, el creador de la miniserie The Haunting of Hill House, reinterpreta los acontecimientos, escenarios y personajes de la obra literaria de Shirley Jackson, manteniendo puntos de contactos solo referentes a los escenarios y algunos rasgos de los personajes.
Los protagonistas de la serie son cinco hermanos (Eleanor “Nellie”, Theo, Shirley, Luke, y Steve Crain) y sus padres (Hugh y Olivia Crain) que vivieron durante un tiempo en la mansión “Hill House”. Las situaciones paranormales que atravesaron en la casa los persiguen durante el resto de sus vidas adultas, con consecuencias diferentes en cada uno. Una de las más afectadas es Nellie, quien se suicida en la casa, obligando al resto de la familia a volver a enfrentarse a lo que vivieron ahí.
En la novela de Shirley Jackson los protagonistas son Eleanor (Nellie), Theodora y Luke. Ellos no se conocen entre sí, y fueron convocados por el Doctor John Montague, escritor e investigador paranormal que busca pasar un tiempo en la casa para determinar si los rumores acerca de los fenómenos paranormales que ocurren desde el momento de su construcción, realizada por el fallecido Hugh Crain, son verdaderos. Eleanor y Theodora fueron elegidos por haber pasado anteriormente por experiencias sobrenaturales, y Luke es obligado a unirse al grupo por ser el heredero de Hill House. También están los personajes secundarios de la casera y su marido como los cuidadores de la casa.
En la novela, el narrador omnisciente tiene acceso a los pensamientos y perspectivas de todos los personajes en todo momento. En algunos capítulos se focaliza en un personaje presentando solo su perspectiva, pero a lo largo de la novela se mantiene como un enunciador externo a la diégesis.
La serie construye el relato mediante los puntos de vista de sus personajes que se van intercalando a lo largo de los episodios. Las diferentes miradas hacia un mismo evento narrativo permite concentrarnos cada vez en un personaje, seguir el desarrollo de su personalidad y su historia individual. La narración repite entonces la misma escena desde el enfoque de distintos personajes. Una focalización interna múltiple que yuxtapone los pensamientos, emociones, y visiones de los protagonistas.
El relato también se compone siguiendo varias líneas temporales. Dos secuencias cronológicas atraviesan todos los episodios: la infancia de los hermanos en Hill House y la vida adulta tras el suicidio de Nellie, pero también se introducen escenas de otros tiempos de acuerdo a la focalización. El relato progresa en espiral a medida que conocemos las perspectivas de cada uno de los personajes.

Los puntos de contacto entre el texto literario y el audiovisual son débiles. De los personajes solo se mantienen los nombres y algunos pocos rasgos de la personalidad en algunos de ellos (Eleanor es en ambas ficciones la más afectada por las situaciones paranormales que ocurren en la casa). Hay personajes que no existen en el libro original: Shirley, Steve, y los padres aparecen solo en la serie. Esto implica que todas las historias que refieren a ellos, sus conflictos de pareja, su vida profesional, sus propias experiencias en la casa, fueron todos creados en la versión de Flanagan. Por el contrario, personajes de la novela fueron omitidos o relegados en la serie. El doctor Montague, protagonista de la novela, en la serie es el terapeuta de Nellie, un personaje secundario que solo aparece en el episodio cinco. Hugh Crain, que en la novela solo figura por el nombre como el constructor de la casa, es uno de los protagonistas en que la serie se focaliza. La casera y su marido cobran más relevancia en la serie, siendo todavía personajes secundarios pero con sus historias y desarrollos propios.
Unos pocos acontecimientos de la novela son retomados en la serie, reinterpretados y utilizados de diferentes formas, incluso involucrando a diferentes personajes. Un ejemplo:
El episodio tres comienza desde la perspectiva de Theodora cuando vivía en la casa. En la escena, ella piensa que sostiene la mano de Nellie, pero cuando despierta se encuentra que está sola y se pregunta en voz alta de quién era la mano que sostenía. En la novela, la escena se repite con Theodora y Eleanor quienes intentan dormir a pesar de los ruidos que se oyen en la casa de noche:
“¡Basta!, pensó Eleanor, notando que estaba tendida de costado en la cama, rodeada por la oscuridad, agarrando con firmeza la mano de Theodora con sus dos manos. (…)
—¡Basta ya! —gritó.
Las luces se encendieron y vio que Theodora estaba en su cama, sobresaltada y con el pelo revuelto.
—¿Qué ocurre? —estaba diciendo—. ¿Estás bien, Eleanor?
—¡Dios bendito! —exclamó Eleanor, levantándose de la cama—. ¡Oh, Dios! ¿De quién era la mano que yo tenía agarrada?”.
Lo mismo ocurre con Olivia Crain (personaje que solo existe en la serie), que al comienzo del episodio nueve relata una experiencia de su infancia donde comenzaron a caer piedras en su casa durante horas. En la novela, esto le sucede a Theodora, y es el motivo por el que el doctor la convoca.

A diferencia de las novelas, en ambas series (como ocurre en la mayoría de las producciones audiovisuales) el narrador no aparece como una voz que ordena los hechos y cuenta la historia, sino que narra mediante la organización y composición de la información.
Ambas series toman un enfoque diferente al momento de ampliar las ficciones previas. La producción de Normal People contó con la participación de Sally Rooney en la escritura de los guiones. La miniserie establece una relación de redundancia con la obra literaria manteniendo puntos de contacto en cuanto a los personajes, los acontecimientos y los escenarios. The Haunting of Hill House, en cambio, establece una relación de transformación, sosteniendo pocos puntos de contacto donde el más fuerte es el escenario: la casa. Las estrategias narrativas de las series atraen a las audiencias a través de los recursos de familiaridad (Normal People) y de diferenciación (The Haunting of Hill House).