El humo se mete en tus ojos
Por Luciana Bedini
El episodio piloto de Mad Men habla de una época y el contexto histórico es central en el relato. Comienza con una placa que dice: “MAD MEN. Un término acuñado en los años 50’s para describir a los ejecutivos publicitarios de la Av. Madison. Ellos lo acuñaron”. Suena un jazz de fondo que por su textura parece provenir de un tocadiscos.
Inmediatamente, la escena inicial tiene lugar en un bar abarrotado de gente, un hombre de traje y pelo engominado, Don Draper, se encuentra sentado en una pequeña mesita. La mayoría de la gente que ocupa las mesas y se acoda en la barra parece estar fumando – marca indeleble de época- y también lo hace Don, que intenta persuadir al camarero de su mesa de que cambie los cigarrillos que fuma por la marca Lucky Strike.
En los años 50 los cambios que se están sucediendo en el mundo transforman activamente la vida de los protagonistas. Don es uno de esos ejecutivos “mad” que no puede despegarse de su trabajo aún cuando su jornada ha terminado. Así, reconocemos el género del programa: es un drama de época, lo que nos permite, como espectadores, trazar un horizonte de expectativas.
El piloto de Mad Men nos presenta al protagonista, el carismático Don Draper. La narración tiene lugar en dos días y la mayor parte del tiempo transcurre en la oficina, su lugar de trabajo. El conflicto principal del capítulo está relacionado con el lugar en el que nos situamos, la agencia de publicidad Sterling Cooper: Don debe elaborar una campaña para Lucky Strike sorteando las contraindicaciones médicas que habían empezado a surgir: el cigarrillo produce cáncer.

El capítulo transcurre en tiempo presente. Al final del segundo día y del episodio Draper vuelve a casa en una escena de dos minutos. Había pasado la noche anterior en casa de su amante, donde acudió tras la frustración que le generaba la campaña publicitaria. Esa distribución del tiempo del relato nos deja ver quién es él, cuáles son sus prioridades y sus mayores preocupaciones. Cuando llega a su hogar vemos a otro Don, uno sensible que ve a sus hijos dormir y se emociona, distinto de aquel, más arrogante, que pasa el tiempo en la oficina y no se preocupa por establecer vínculos con sus compañeros de trabajo.
El final es un giro sobre lo que hasta ese entonces pensábamos de ese personaje. Representa la existencia de una contradicción dentro suyo, ya que, aunque en esos dos días ni su esposa ni sus hijos parecían existir o formar parte de sus preocupaciones, una vez resuelto el problema de la campaña, vuelve a casa.

Este primer capítulo también gira en torno a Peggy Olson, la tímida nueva secretaria de Don, a la que Joan le explica cómo funciona la oficina. Peggy se topa con comentarios, tanto de mujeres como de hombres, sobre su cuerpo y a cómo debería vestir. También vemos parte de su vida fuera de la oficina, su visita al ginecólogo dice mucho sobre cómo eran percibidas las mujeres a mediados del siglo pasado y cómo se concebía su sexualidad. En reiteradas ocasiones se plantea una visión dicotómica de la vida de la mujer: debe casarse para dedicarse a la familia, o debe abocarse al trabajo. Peggy se encontrará en esa encrucijada.
Joan nos abre la puerta al lugar de la mujer en ese mundo profesional de hombres, y demuestra saber todos los pormenores de los vínculos dentro de la agencia. Le advierte a Peggy con quien no debe acostarse, y cuando Pete visita a ésta en su casa el consejo tomará más sentido.
Desde el momento que Peggy entra en esa oficina, hay algo en esa normalidad que se transformará con su incorporación. Este cambio sirve para presentar a los demás miembros del elenco, y para mostrarnos las rutinas, lo que hace tiempo sucede de cierta manera. A Don Draper su trabajo le preocupa en exceso, los hombres de la oficina acostumbran a comportarse de una manera y las mujeres de otra. Pero la incorporación de Peggy vislumbra, además, la posibilidad de cambio: su figura expone en primera persona la problemática del rol de la mujer en los ambientes de trabajo. El personaje interpretado por Elizabeth Moss deberá enfrentar distintas adversidades para hacerse un lugar y lograr que ya nadie le diga que use polleras para mostrar sus piernas.

La reunión con la cúpula dirigente de Lucky Strike para la nueva campaña da varias pistas, no solo en la concepción que tienen los miembros de Sterling Cooper sobre el hecho de que sea una mujer la que ahora dirige la marca de cigarrillos, sino también da cuenta de las relaciones entre ellos. Muestra el motivo por el cual Don ocupa el puesto que ocupa, sorprendiendo a sus clientes cuando saca una idea de la galera, y también a nosotros que, como espectadores, ya dábamos la campaña por perdida.
En ese encuentro conocemos más a Pete Campbell, su función de director de cuentas y los límites de su ambición. Pete está próximo a casarse y sus compañeros le están organizando una despedida de soltero. Busca la aprobación de Don y quiere que sea su amigo, que vaya a la despedida de soltero. Fuerza una actitud simpática, compradora, algo que a Draper le sale naturalmente.
El episodio presenta a otro hombre: Roger Sterling. Unas breves apariciones vinculadas al trato con Don evidencian que son los que tienen roles destacados en la compañía.
El guión del primer episodio de Mad Men anticipa de manera sutil los conflictos internos de algunos personajes secundarios. Salvatore constantemente deja entrever que, en ese contexto tan heterosexual en el que la mujer es menos que el hombre pero a la vez su objeto de deseo, él no desea lo mismo. Lo dice casi explícitamente, pero nadie repara en eso, porque no es una opción posible ni siquiera en la imaginación.
El episodio piloto de Mad Men, El humo se mete en tus ojos, se emitió por primera vez el 19 de julio de 2007 en Estados Unidos en AMC. Fue escrito por Matthew Weiner y dirigido por Alan Taylor.

Luciana Bedini
Estudiante de Comunicación Social – UNR
Le gusta el cine, la literatura y la filosofía.