El giro profundo de Girls
Por Luciana Bedini
Ficha técnica: Girls Origen: Estados Unidos. Creadora: Lena Dunham.
Actores: Lena Dunham, Allison Williams, Jemima Kirke, Zosia Mamet y Adam Driver.
Llegué a Girls luego de encontrarme con un clip de una escena en Twitter. Si bien no recuerdo de qué iba, tuve la sensación de que algo interesante me había perdido, porque hasta 2022 no conocía la plataforma de HBO.
Mi primer encuentro con una serie de la cadena fue en 2017, cuando Warner transmitía en su oferta de cable básico Sex And The City. Una forma de azar que fue desapareciendo por la dinámica de las plataformas de streaming, en las que elegimos qué queremos ver pero sin hacer zapping entre los canales. Hoy, la abundancia de contenidos hace que muchas producciones se pierdan en la red. Irónicamente, son los usuarios de los medios sociales los que al hacer referencia a alguna escena, capítulo o diálogo sobre series nos acercan a eso que no conocíamos.
La serie creada y protagonizada por Lena Dunham atrapa rápidamente al espectador, generando curiosidad tanto por saber qué pasará como por conocer a sus personajes. Hannah vive su vida intensamente, anteponiendo sus deseos, impulsos, ideas y expectativas frente a las adversidades que se le presentan, acompañada por su grupo de amigas: Marnie (Allison Williams), Jessa (Jemima Kirke) y Shoshanna (Zosia Mamet). El principal personaje masculino es Adam (Adam Driver), el amor más importante de Hannah y fuente de algunos de sus conflictos.

En el primer episodio de Girls, los padres de Hannah deciden dejar de mantenerla económicamente. Esta declaración narrativa inicial es representativa de la situación en la que se encuentran las amigas: Shoshanna comenzando sus estudios, Hannah finalizándolos, Marnie buscando estabilidad en su trabajo en galerías de arte y Jessa concluyendo su etapa de trotamundos.
Con el transcurrir de las historias Girls se vuelve reiterativa, y eso será una norma de la serie. Las chicas cometen los mismos errores, se pelean en momentos inconvenientes y toman decisiones flojas de papeles. Pero algo cambia en la última temporada, y se produce un giro que no vimos venir. Hannah, quien sólo puede pensar en ella y en complacer sus deseos, queda embarazada, enterándose accidentalmente cuando va al hospital por una infección urinaria. Al ver la escena me dije que lo más Hannah coded sería que ese embarazo no progrese, ella no podría jamás poner a alguien antes que a ella misma. Pero esa sería la decisión más predecible.
Así, no es hasta esta temporada que algo irreversible pasa. La protagonista se encuentra frente a una situación bisagra y todos esos pequeños dramas de la vida cotidiana que solían quitarle el sueño quedan en un segundo plano. Cuando llega a su edificio, Adam y Jessa están esperándola para preguntarle si le parecía bien que hagan una película sobre un trío amoroso y a ella la cuestión no podría importarle menos.
La última temporada de Girls produce desconcierto y traiciona el tono narrativo de toda la serie. Hay que entrar en una dinámica nueva, ahora Hannah tiene un problema realmente complicado. Aunque inicialmente me pareció un giro injustificado en la trama, enseguida el desarrollo de la trama me volvió a atrapar.
Las actuaciones de Lena Dunham y Adam Driver son conmovedoras. En el episodio “What Will We Do This Time About Adam?” Adam decide acompañar a Hannah en su embarazo a pesar de no ser el padre, compran cosas para el bebé, recorren la ciudad enamorados, y todo encaja armoniosamente hasta que se sientan frente a frente a charlar sobre cómo harían para ser una familia. En ese momento la euforia baja, Hannah empieza a llorar y rápidamente entendemos que los planes en común no sobrevivirán a ese momento. En ese encuentro dejamos ir, por fin, las esperanzas de que Adam y Hannah vuelvan a estar juntos.

El giro brusco, sobre todo en las prioridades de Hannah, responde a la pretensión realista que atraviesa la serie. Acá experimentamos algo parecido a lo que suele ser la vida, chicas que a sus 20 años tienen expectativas sobre lo que quisieran que sea su futuro y que empiezan a tropezar en el afán por conseguirlo.
El triángulo amoroso en el que se mete Marnie con Desie nos cautiva por la intensidad de un vínculo que va rompiendo todo eso que le impide crecer, hasta llegar al matrimonio, cuando empieza a destruirse. Nos ilusionamos junto a Marnie, creemos que va a encontrar la plenitud que busca, pero rápidamente debe enfrentarse al divorcio. El dúo musical que forma con Desie se rompe y vuelve a dormir en el sillón de su madre porque no puede pagar el alquiler, es decir, volvemos al comienzo de la serie, pero después del daño.
En el marco de esta representación realista, algunas situaciones superan la capacidad de los protagonistas para resolverlas. Marnie, la más ingenua de las cuatro, reconoce que Desie tiene problemas de adicciones solo cuando él se lo dice. La madre de Hannah debe enfrentarse forzosamente a la vida de soltera luego que su marido confiesa que es homosexual, y nunca estará conforme con eso.
La maternidad de Hannah es el evento que presenta mayor complejidad, sobre todo por la simpatía que a los largo de los episodios fuimos construyendo hacia su personaje, a pesar de encontrarlo insoportable en varias ocasiones. Este arco argumental abarca la última temporada, que finaliza con Hannah sonriendo porque pudo amamantar a su hijo luego de intentarlo reiteradamente. El cierre repentino nos induce a preguntarnos cuál es el significado de ese último capítulo. Si me preguntan, diría que su hijo ahora significa algo de lo que no puede escapar, y lo sabemos cuando huye a caminar sola por la ciudad pero no tiene otro camino que regresar a su hogar.
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Luciana Bedini
Estudiante de Comunicación Social – UNR
Le gusta el cine, la literatura y la filosofía.