Deidades modernas: Kaos, Ragnarok y Lucifer
Por Ari Piccioni
Kaos, Ragnarok y Lucifer exploran la mitología y la naturaleza humana desde diferentes perspectivas, cada una abordando la representación de las deidades de manera única. En Kaos, la narrativa se centra en una reimaginación moderna de la mitología griega. La serie presenta a dioses como Zeus y Hera como figuras de poder que experimentan conflictos y dilemas humanos y humaniza a los dioses, mostrando sus debilidades, inseguridades y fallas. A través de interacciones con los mortales, los dioses en Kaos se ven obligados a confrontar las consecuencias de sus acciones, lo que permite explorar temas de responsabilidad y moralidad en un contexto contemporáneo.
La noruega Ragnarok se basa en la mitología nórdica y presenta a los dioses en una narrativa más simbólica. Aquí Magne, la reencarnación de Thor, se pone al hombro la lucha entre las fuerzas del bien y del mal en tiempos actuales. Los gigantes, que representan la industria y la corrupción, contrastan con la figura de Magne, quien debe aceptar su papel como protector del medio ambiente y defensor de la justicia. La serie utiliza la figura de Thor como un dios de la guerra y un emblema de la resistencia frente a las fuerzas destructivas. En este sentido, la representación de las deidades en Ragnarok es menos sobre su divinidad inherente y más sobre la lucha interna de los humanos que representan sus características.

En Lucifer se aborda la figura del diablo desde una perspectiva completamente nueva a todo lo visto hasta el momento. Lucifer Morningstar es un hombre libertino y seductor que ha decidido abandonar su reino en el infierno para vivir entre los mortales en Los Ángeles. A diferencia de las representaciones tradicionales del diablo como la encarnación del mal, Lucifer es un antihéroe carismático que se enfrenta a dilemas éticos y busca entender su propia humanidad. La serie investiga la dualidad del bien y el mal, explorando cómo un ser divino puede interactuar con los humanos y, a su vez, cuestionar las normas de moralidad. Esto permite discutir la idea de libre albedrío, donde Lucifer, a pesar de su naturaleza infernal, busca la redención y la conexión emocional con los mortales.
Las interacciones entre las deidades y los humanos son también un aspecto clave en cada una de estas tres series. En Kaos, los dioses se ven inmersos en la vida cotidiana de los mortales generando efectos humorísticos. Esta cercanía permite observarr cómo las acciones de los dioses afectan a los humanos y viceversa, mostrando un ciclo de influencia mutua. En Ragnarok, la relación es simbólica pero a la vez directa, los cuerpos mortales son en realidad encarnaciones de los dioses del Valhalla: Thor, Loki y hasta el mismísimo Odín tienen forma humana.
En Lucifer, la relación entre el protagonista y los humanos es compleja y multidimensional. Lucifer, al interactuar con personajes como la detective Chloe Decker, comienza a cuestionar su propia naturaleza y el concepto de justicia. A través de estas interacciones, la serie plantea preguntas sobre la capacidad de cambiar, independientemente de la identidad divina. Los personajes no confrontan, sino que exploran, ambos lados buscan entendimiento y crecimiento. Como detalle no menor, cada una de las deidades en Lucifer puede mostrar u ocultar su verdadera naturaleza, su verdadero rostro, a conveniencia y de acuerdo a las circunstancias en las que se ven involucrados.

Las series también reflejan visualmente sus distintas aproximaciones a la representación de las deidades. Kaos utiliza una estética vibrante y contemporánea que resalta el humor y la irreverencia, lo que contrasta con la forma en que se muestran los conflictos de los dioses. La fotografía de Ragnarok es más sombría, con paisajes que muestran la fragilidad de la naturaleza, enfatizando la lucha contra la contaminación y la avaricia. Thor y los gigantes aparecen en un contexto moderno donde resuenan los problemas ecológicos actuales, destacando la relevancia de la mitología en el mundo de hoy.
La ciudad de Los Ángeles sirve en la serie Lucifer como telón de fondo de la naturaleza dual del protagonista. La ambientación, junto con el uso del humor y el drama, se ajustan al tratamiento de temas complejos sobre la identidad y la moralidad de una manera que invita a la reflexión sin caer en estereotipos simples.
En un diálogo continuo entre lo divino y lo mundano, las tres series sacan a relucir a personajes de los libros sagrados y su relación con los fieles que profesan las religiones a las que representan. Los devotos de Hera en una Creta moderna, el martillo de Thor forjado con la lucha de sus creyentes, el hijo mitad ángel de una incrédula mortal. Todos ellos, con nombres que resultan familiares, se van sucediendo en tramas donde los mitos de cada religión aparecen claramente representados: Orfeo y su descenso al inframundo, el enfrentamiento de Caín y Abel, la serpiente que envenena el mundo en el Ragnarok.


Ari Piccioni
Licenciada en Comunicación Social. Docente en Comunicación Visual Gráfica I (UNR). Amante de las series nórdicas y con zombies.