De muertos y de viajes en el tiempo

Por Ari Piccioni

 

Ficha técnica: Bodies. Origen: Reino Unido. Creador: Paul Tomalin. 
Actores: Jacob Fortune-Lloyd, Shira Haas, Amaka Okafor, Kyle Soller, Greta Scacchi, Tom Mothersdale, Michael Jibson, Stephen Graham.

Algunos recordarán el magistral relato de Borges titulado “La muerte y la brújula” donde seguimos a un detective que desentraña misterios sobre crímenes laberínticos. Algo así, muy parecido, sucede en Bodies, la miniserie de Netflix estrenada en octubre del 2023.

Basada en un libro homónimo de 2014, esta producción recorre asesinatos que suceden en Londres. Pero acá viene lo particular: es siempre el mismo crímen, con la misma víctima y en el mismo preciso lugar.

 

¿Qué tiene eso de interesante? Bueno, la cosa es que no todos suceden en el mismo tiempo. En Bodies viajamos por cuatro momentos históricos distintos: el final de la era victoriana, la Segunda Guerra Mundial llena de bombardeos nazis en la capital británica, un presente moderno y multicultural y, por último, un futuro bastante distópico donde un desastre (aparentemente) nuclear ha dado paso a un Estado totalitario.

 

En cada uno de estos períodos vemos el cadáver desnudo de un hombre, tendido en un callejón del barrio de Whitechapel, un guiño a la locación de los crímenes de Jack el Destripador. Se trata de un misterio inexplicable: en tres de los cuatro escenarios ha muerto de un disparo, pero no hay bala ni casquillos ni orificio de salida. Para darle solución seguimos la historia de cuatro detectives que tendrán la tarea de investigar el caso a todas luces imposible de resolver.

Hasta acá, con una premisa sostenida y atrapante, el espectador creerá que la dinámica de viajes en el tiempo ha sido por fin innovada. Pero lamentablemente no es así, Bodies cae rápidamente en muchos clichés y usa elementos de narrativas tan tradicionales como el mismísimo Señor del Tiempo, el Doctor Who.

 

Pero siguiendo con la historia, hay paralelismos que unen a estos cuatro personajes más allá del difunto. Todos tienen como misión defender la ley y están un tanto apartados de la sociedad en la que viven. Alfred Hillinghead, detective en 1890, es gay y, como tantos homosexuales de la época, se ha resignado a llevar una vida de fantasía casado y con una hija. Charles Whiteman, en 1941, es judío y con una moralidad cuestionable. Sahara Hasan, una mujer musulmana y con una familia india marginada, es la oficial a cargo del caso en 2023. Por último, Iris Maplewood habita un futuro distópico donde atraviesa un dilema moral porque está en contra del gobierno tiránico, pero a su vez depende de él para sobrevivir.

 

Todos estos agentes de la ley van a atravesar los ocho episodios donde irán descubriendo (casi a la par del espectador) los misterios de la vida, la muerte y los viajes en el tiempo. 

Los puntos flacos de esta serie están en la realización. Con un lenguaje visual de telenovela, plano y poco atrevido y una cierta tendencia a rellenar los capítulos con lugares comunes, Bodies va avanzando y perdiendo casi todo lo que prometía al principio.

En una valoración generosa, es una serie correcta, bastante más inteligente que la mayoría de lo que suele ofrecer la plataforma. También tiene algunas virtudes: un buen reparto con actuaciones dignas como la de Shira Haas (recordada por sus papeles desgarradores en Unorthodox y Shtisel) y, sobre todo, la originalidad de la historia que creó Si Spencer que compensa el rudimentario desarrollo audiovisual.

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Ari Piccioni

Licenciada en Comunicación Social. Docente en Comunicación Visual Gráfica I (UNR).  Amante de las series nórdicas y con zombies.